Horror y humor. Por supuesto, del más negro, y en cierto sentido también bastante alarmante, puesto que en el fondo se propone mostrar cómo todos los seres humanos, llegado el caso, se atreven a enfrentar, en forma de apuesta, las más humillantes, degradantes y repulsivas bajezas, e incluso a sacrificar no solo su dignidad sino también su propia integridad física siempre que haya una abultada recompensa en dólares al cabo de cada desafío superado: el dinero, se infiere, todo lo vale.
Aquí hay un dúo de ex compañeros de colegio perdedores y desesperados y un oscuro matrimonio sin escrúpulos pero con mucho dinero que disfruta asistiendo a su constante humillación. Más o menos la misma diversión que se le ofrece al público en esta pesadilla no muy edificante ni original pero realizada con oficio y bien actuada.