La tercera película de Ben Affleck como director (la que también protagoniza y co-produce junto a George Clooney) está basada en hechos reales. En este caso, en la operación encubierta cuyo nombre da título al film que recrea lo sucedido el 4 de noviembre de 1979, día en que la revolución iraní alcanzaba su punto límite.
Ante el descontento popular de la situación que se vivía en aquel momento, los militantes -enfurecidos porque Estados Unidos (liderado por el presidente Jimmy Carter) le había brindado asilo político al Emperador Sha Reza Pahlevi- invadieron la embajada de este país en Teherán tomando a 52 estadounidenses como rehenes.
Pero en medio del caos, seis diplomáticos estadounidenses (interpretados por los actores Tate Donovan, Clea DuVall, Scoot McNairy, Rory Cochrane, Christopher Denham y Kerry Bishé) lograron escaparse y se refugiaron clandestinamente en la casa del embajador canadiense (papel a cargo de Victor Garber), funcionario clave en el éxito de la misión de rescate que dejó de ser secreta tras desclasificarse en 1997 bajo la presidencia de Bill Clinton.
Concientes de que era cuestión de tiempo que los descubrieran y probablemente los mataran, el gobierno convoca al agente de la CIA Tony Mendez (Affleck), un especialista en "exfiltración" que tuvo la responsabilidad de extraerlos sanos y salvos de Teherán y llevarlos de regreso a suelo norteamericano.
Tras descartar todos los planes que surgieron (y que tenían más chances de fracaso que de éxito) al personaje encarnado por el actor nacido en Boston se le ocurre un arriesgado plan ("la mejor peor idea", expresan en uno de los diálogos del film) para sacarlos a salvo del país. El mismo consiste en armar una falsa productora de cine de origen canadiense y así organizar el falso rodaje de una película de ciencia ficción para hacer pasar a los seis trabajadores de la embajada por integrantes de un equipo de producción en busca de locaciones desérticas en Irán.
Claro que con la ayuda de un famoso maquillador llamado John Chambers (John Goodman) y un exitoso productor cinematográfico, Lester Siegel (Alan Arkin), Mendez pone en marcha esta locura que contó con la aprobación de los altos mandos y de su superior directo en la agencia de inteligencia, Jack O’Donnell (Bryan Cranston), y que la película explora con detalle sin centrarse demasiado en el trasfondo político de la época.
"Argo" combina formidablemente el balance entre el drama propio de la historia con el humor que recae principalmente en los personajes de Goodman y Arkin dentro del mundillo de Hollywood (es genial cómo se va armando esta farsa para que los iraníes no sospechen nada). Hay que reconocer que con cierta ligereza, las situaciones se integran de forma coherente, lo cual no opaca el realismo y los momentos de tensión.
Sin duda alguna, este film representa un pasito más en la carrera de Ben Affleck, y lo consolida más aún como director que como actor, ya que siempre es injustamente cuestionado por sus desempeños en las películas donde ha participado.
Está brillantemente dirigida sobre un guión de Chris Terrio, quien fue el responsable de concebir la historia basada en el libro "El Maestro del Disfraz", del propio Tony Méndez, y en un artículo posterior escrito por el periodista Joshuah Bearman. Ésto, sumado a las críticas positivas que ha estado recibiendo desde su estreno hace una semana en los Estados Unidos (el pasado viernes 12 de octubre), ya se baraja la posibilidad de que obtendrá varias y merecidas nominaciones al Oscar de 2013.