Claustrofobia con cámara en mano
Una vez más llega a la pantalla otra película de terror narrada en forma de documental. Scarlett (Perdita Weeks) es una arqueóloga obsesionada con encontrar la piedra filosofal, por lo que ha recorrido medio mundo y atravesado toda clase de aventuras para encontrar datos que finalmente la dirigen a las catacumbas que se encuentran debajo de la ciudad de París. Allí se dirige con su documentalista, tres "guías" franceses a los que encuentra en una especie de fiesta gótica y que se dedican a llevar turistas por esos oscuros y tétricos laberintos; y finalmente completa el equipo otro arqueólogo, amigo de la protagonista, cuyos conocimientos de arameo son fundamentales para la misión, pero que ha tenido malas experiencias trabajando con Scarlett.
El ecléctico equipo se sumerge en las catacumbas a través de una entrada no oficial, y guiados por los tres franceses comienzan a recorrer la laberíntica y lúgubre zona llena de huesos, encontrando antiguos escritos en las piedras que los guían hacia zonas cada vez más profundas. No pasa mucho tiempo hasta que la expedición arqueológica deja de ser tal y los sucesos sobrenaturales comienzan: apariciones, sangre, y todo tipo de estruendosos accidentes de alto impacto registrados por las cámaras que llevan en sus cascos. Aparentemente el equipo se está acercando demasiado a las puertas del infierno, y salir de allí les va a costar bastante.
La película maneja la misma estética y dinamismo de otras historias similares que aún sacan provecho de "The Blair Witch Project".
Pese a los bruscos movimientos de las cámaras la historia está bien filmada, las locaciones parisinas le dan un toque interesante, y el recorrido por las catacumbas logra una sensación no apta para espectadores claustrofóbicos; pero la historia llena de lugares comunes del género no logra despertar interés, el miedo está construido a base de impacto, sobre un guión que parece un "copy-paste" de otras tantas historias similares.