Por el libre albedrío
"Durante años hemos intentado controlar al mundo con la religión, la política y, ahora, con el capitalismo", afirma el Templario Rikkin sentando la base filosófica en la que se sustenta esta película, adaptación del videojuego nacido en 2007, "Assassin's Creed". Protagonizada por Michael Fassbender, que junto a Marion Cotillard, sale aireoso de este intento de traslado de la consola a la pantalla grande. Y cuando digo "intento" es porque no es una película lograda por muchas razones. El planteo es sumamente interesante ya que la trama aborda el eterno conflicto entre la Orden de los Templarios y el Credo de los Asesinos, mientras que los primeros buscan controlar a la población, los segundos defienden el libre albedrío. El filme se centra en una gran cárcel que poseen los Templarios, donde crearon una máquina que recupera las vivencias de los ancestros por medio de la memoria del ADN y recluta a los descendientes de aquellos Asesinos para, por medio de aquel experimento, conseguir el Fruto del Edén que posee la fórmula para tener el control total de las acciones humanas. La trama, que pendula entre la actualidad y la Inquisición española, por momentos se vuelve difusa. Además, las escenas de acción resultan inverosímiles y parecen manejadas por un joystick.