En un país donde cada vez se hace más difícil filmar, donde a los cineastas les cuesta construir una carrera, Matías Szulanski viene armando una filmografía silenciosa pero no por eso poco interesante. Reemplazo incompleto, Pendeja, payasa y gorda, Recetas para microondas y En peligro son sus películas como director (y en apenas tres años), a las que ahora se suma Astrogauchos.
Estamos en 1966. Emilio Castillo (Ezequiel Tronconi) parece tenerlo todo. Es joven, da clases en una universidad, heredó una fortuna familiar que le permite vivir sin sobresaltos, lo acompaña una bella novia (Laura Laprida) y su ascendente carrera como científico incluye un plan ambicioso: desarrollar un programa espacial para que Argentina pueda llegar a la Luna. Un sueño que le permitiría ser un pionero, por encima de las propuestas estadounidenses y soviéticas. Emilio consigue apoyo de un político, y hasta se le ofrecen todos los recursos económicos a disposición. Acepta sabiendo que su cargo será inferior al que pretendía, en lo que será el comienzo de una interminable catarata de problemas.
Esta comedia funciona a partir de situaciones absurdas que termina padeciendo Emilio (incluso desde el principio sostiene que los rusos le robaron la idea del satélite Sputnik). Un verdadero festival de malas decisiones y pésima suerte, donde el protagonista debe soportar que continuamente le impidan ingresar a las instalaciones donde construyen un cohete diseñado por él, y presenciar cómo los obreros dan vueltas por ahí o se pongan a hacer un asado, y escuchar cómo su superior planea utilizar buena parte del dinero para financiar películas con gauchos espaciales -atención al título que se le ocurrió- y descubrir secretos de su propio hogar. Szulanski logra complementar el tono de esta historia con una visión de los ’60 más propia de las películas pasatistas del momento, con colores y canciones pop.
Ezequiel Tronconi sabe cómo componer antihéroes urbanos. Aquí le da cuerpo a un individuo de aspecto sencillo pero con su cuota de soberbia y de oscuridad, que aprende duras lecciones desde lo personal, lo sentimental y lo profesional. Por su parte, Laura Laprida (que lleva un parche en un ojo durante todo el tiempo) se luce en más de una escena, sintonizando con la búsqueda del film. Alberto Suárez se roba cada una de sus apariciones como el mecenas de Emilio, y también se destacan Alejandro Jovic (habitual compañero de Tronconi en otras películas y series) y la sensual María Eugenia Rigón como una científica.
Astrogauchos garantiza carcajadas, pero también deja pensando sobre las consecuencias de la burocracia, la desidia, y también acerca de los merecimientos.