Un año más y una nueva película que pone a Francia en crisis por ataques terroristas, el nuevo film del creador de Eden Lake (2008) James Watkins, es aburrido, estruendoso y desalmado. Watkins vuelca todo su peso en el imponente Idris Elba. La película busca destacar su presencia, como si fuera una campaña de marketing para postularlo como el nuevo James Bond, Elba literalmente se apropia de toda escena haciendo una gran sombra y minimizando las actuaciones de sus co estrellas, entre ellas Richard Madden (Robb Stark de Game of Thrones) y Kelly Reilly, cuya actuación es sinónimo de ¿para que se molestaron en llamarla?.
Con un guión ultra gastado de agentes en busca de terroristas en Paris (a esta altura Francia es un imán de este tipo de películas de acción) el film no consigue destacarse, toda resolución se siente como una figurita repetida, ya visto y hecho, con pobres giros argumentales – a esta altura si vemos a dos personas a punto de reunirse a solas sabemos que esa reunión no va a terminar bien – y un uso mediocre de esa gran ambientación que puede conseguirse en una ciudad como París, Bastille Day/The Take (título original del film) es un clon de un proyecto de Luc Besson en uno de sus años flojos.
Atentado en París es un viaje en piloto automático, pero por algún milagro de la industria cuando se recurre a las escenas de “caos masivo” encabezado por su estrella principal, uno puede decir con tranquilidad: “por esto vine a ver la película.” Hay que decir que el evento del “Día de la Bastilla” es simplemente una mera excusa para situar el metraje en una fecha histórica y tranquilamente este proyecto podía haber sido filmado en Nueva York, Rio De Janeiro o hasta en el barrio San Telmo. En conclusión, Atentado en París, es una película de acción que pasa sin pena ni gloria. Lo único que logra efectivamente es posicionar a su protagonista en un puesto sumamente alto hacia una nueva voz del espía favorito de todos, 007.