La redención del captor
Ben Affleck ya había sorprendido con su ópera prima como director, Gone Baby Gone (2007), y con ella se convertía en uno de los realizadores más prometedores de la década. Ahora con su nuevo film, The Town (2010), reafirma su seguridad detrás de cámara, una clara tendencia al hiperrealismo, y ante todo, su condición de cineasta con intención de mostrar la mugre que se guarda bajo el sofá.
Si bien pasea por lugares comúnes, la película intenta salirse de lo convencional para contar una historia que como trasfondo tiene los finos trazos de un paisaje urbano manchado por la delincuencia, la corrupción y el desasosiego de los habitantes de esa ciudad que, lejos de buscar partir, intentan hacer de su vida lo menos miserable posible. Y aquí no se habla de miseria en términos económicos, sino de seguridad en tanto despliegue policial y conflicto de instituciones.
Affleck, además de entregar una actuación formidable y sensible como plus a su gran trabajo detrás de cámara y escribiendo el guión, logra amalgamar dos universos totalmente opuestos como lo son el crimen y la guerra interna en la búsqueda de un futuro mejor. El personaje Doug McRay expresa eso: indecisión pero pasión, convicción y sensatez en el trabajo sucio, y una dicotomía existencial mezclada por el inexplicable amor que siente por la víctima de uno de sus atracos a un banco de la ciudad. Dicha amada está interpretada bellísimamente por Rebecca Hall, cuyo personaje es presa fácil de un síndrome de Estocolmo involuntario. La secuencia inicial, que finaliza con la secuestrada caminando hacia el mar: impagable.
Hay que hacer hincapié en la velocidad de la historia, su timing, objeto loable que Affleck y sus co-guionistas lograron con éxito para reducir el melodrama (que lo hay, para qué negarlo) y aumentar la tensión de la historia, para dar más lugar al thriller policial que al drama romántico entre ladrón y doncella engañada. No obstante, a pesar de esa decisión que se puede palpar en el frenesí del metraje, hay una poesía en las secuencias de The Town que la hacen única. Un nuevo acierto en la jóven (y ojalá prolífica y extensa) filmografía del que alguna vez fue abucheado por un público que hasta hoy día no soporta sus actuaciones a fines de los '90 y principios de los '2000.
The Town es una historia sobre la redención, sobre los cambios, sobre las decisiones en la vida. El papel que encarnan exquisitamente tanto Jeremy Renner como Blake Lively en sus respectivos papeles son claves para el desenvolvimiento de estas premisas que se pueden captar, así como también el sutil pero imponente aporte de Chris Cooper como el padre del personaje de Affleck.
El director de Gone Baby Gone dejó un poco de lado el noir para apostar un poco más a un público general, con una historia que puede conmover tanto a los amantes de los tiros (la secuencia de la persecución automovilística en los suburbios es muy buena) como a los paladares que gustan por las historias algo trilladitas pero bien contadas (cabe que convenir que el desenlace deja muchísimo que desear). The Town, lo nuevo de Affleck, se muestra intensa, frenética, sensible y cruel, más no tan profundamente realista como su predecesora. Oh, sí... el dire va por buen camino...