La sala estaba llena, completísima. En general hay una respuesta popular específica a Francella y a Cabré, por ser actores venidos de un medio masivo como la televisión. "Atraco", prometía mucho, por su lo que conocíamos de su dirección de arte y el peso de muchas figuras conocidas para el gran público.
Debo decir que el cine de género nunca me pareció mala palabra. Respeta constantes y el argumento por momentos se hace predecible, pero en muchos casos uno disfruta tanto el relato que no necesita anticiparse si no dejarse llevar. Con "Atraco" sentí que me sumergían en un momento histórico con un gran despliegue, con actores que respondían, con la música que terminaba de completar ambientación y vestuario, pero sin un guión sólido o convincente.
"Atraco", que en España se usa para “robo”, es la historia de dos militantes que deben salvar de las manos de la mujer de Franco a las joyas de Evita que Perón tiene que vender en orden de financiar su exilio. Acá hay justicialistas realmente involucrados con la causa y hay otros que se hacen ver, delineando el escenario a instalar.
La película se plantea como extremadamente liviana y extrañamente, se hace muy dramática de a ratos, casi sin justificación. Si los actores están bien en sus papeles, no queda otra que pensar que es la historia lo que falla. Y en este caso es así. Tampoco es que se haya elegido una de las dos partes: en el género del policial negro generalmente se ata la cámara o el relato al personaje del detective y, en el caso del subgénero gangster al ladrón que tiene un final nefasto. Pero en este caso no se toma esa decisión, sino que vemos a ambas partes en un sinfín de enredos. Imagínense que hacia el final contamos con una escena con un trineo cual Rosebud y un epílogo en el que la cámara se mueve sola para terminar de completar el relato.
También vale aclarar que el cine de género negro de estilo clásico generalmente se sostiene por ser clásico. No por el dinamismo, si no por la mística de las figuras y demás. Esta película no cuenta ni con la figura carismática, ni con el final en el que todo lo soluciona, ni nada.
Tengo que remarcar la labor de Francella y eso que yo no soy su fan número uno. Honestamente, un papel sentido, bien ejecutado. Cabré logró medirse y no llenar de tics su interpretación por lo que fue funcional a la historia. Daniel Fanego también cumple con su rol de abogado del diablo que hacia el final se va ablandando. Y Óscar Jaenada cumple con el perfil del detective.
Digamos que toda la estructura funciona pero falla la historia. Muchísimos recursos tuvo a su disposición Eduard Cortés, para realizar esta cinta, pero parece que no alcanzaron el nivel esperado ("Atraco" tiene grandes atributos técnicos) y la falta de un libro que interese y vaya en una dirección clara, hace que en el balance final, todos abandonemos la sala un poco decepcionados. Otra vez será.