Volando bajo
El nuevo film de Disney Aviones (Planes, 2013), se desarrolla en el mismo universo que Cars (2006), pero esta vez sus protagonistas son los aviones, en el mismo marco de la competencia por el título internacional de campeón de velocidad.
Dusty es un avión construido para fumigar los campos en un pueblo pequeño, pero que sueña a diario con cumplir su sueño de participar de la competición aérea de altos vuelos más importante del mundo. Para lograrlo, decide recurrir al aviador de combate retirado, Skipper, que lo entrenará para clasificar en la carrera y así, Dusty estará listo para conocer el mundo y demostrar que puede ser mucho más que un avión fumigador.
Si hay algo que podemos afirmar, es que Aviones no va a conseguir un premio por guión original, con una historia que gira una vez más en torno al personaje que sueña en grande pero que posee limitaciones (en este caso el miedo de Dusty a las alturas), y el hecho no menor de que no está construido para volar en carreras. Estos son solo pequeños detalles para nuestro valiente héroe, que va a lograr superar todos los obstáculos y vencer a sus oponentes, entre los cuales se encuentra el malísimo Ripslinger, avión estrella de las carreras que incluso hará trampa, (¡Sí, trampa!) para verlo perder.
Con excepción de este único personaje y de sus dos secuaces, que serán quienes ponen las trabas en el camino del protagonista, todos los demás son uno más bueno que el otro, y lo ayudarán en la competencia, porque al final, el mensaje es siempre el mismo y se repite en estas películas como si se buscara lavar el cerebro de los más pequeños: “Si nos ayudamos entre todos, todo es mejor”.
Como destacable, son divertidas algunas secuencias que muestran la relación de los aviones con la última tecnología, a través del uso de IPhonesy IPads. Y de más está decir, que al tratarse de un film de Disney, la calidad en la animación está asegurada, y el contraste entre los distintos países que los aviones recorren en la competencia -desde Nueva York, India, Alemania y México, entre otros- enriquecen la estética del film y refuerzan su salida en 3D.
Como nota al pié, los niños de diez años en adelante la van a encontrar aburrida… y ni hablar de los adultos.