Hay quienes dedican su vida a lograr algún descubrimiento, reflexión o innovación que inmortalice su nombre (y pocas veces lo logran) y otros que, casi sin buscarlo, pasan a la historia por haber tomado caminos que escapan a la imaginación colectiva. Este es el caso de Barry Seal.
Barry, personaje que interpreta Tom Cruise en Barry Seal: Sólo en América, fue un piloto de la TWA (Trans World Airlines) que pasó de trabajar para la CIA y la DEA (Administración para el Control de Drogas) a convertirse en uno de los narcotraficantes más buscados por las fuerzas de seguridad estadounidenses.
Su intrincada vida como doble agente, la impunidad con la que negoció con las fuerzas de seguridad de Estados Unidos, al mismo tiempo que abría nuevas rutas y le facilitaba la comercialización de drogas al cartel de Medellín en los años 80, y el hecho de haberse colgado la medalla por ser el primer informante en fotografiar a Pablo Escobar con las “manos en la masa”, son algunos puntos fuertes de su currículum que lo catapultaron a la pantalla grande, bajo la dirección de Doug Liman.
Uno de los grandes aciertos de Barry Seal: Sólo en América es excluir del relato los juicios morales previos. El protagonista no se presenta como un héroe, ni tampoco como un antihéroe. Por momentos es las dos cosas, por momentos ninguna. Es un hombre común, con sus claros y oscuros, pero con un coraje, inconsciencia y una sed por desafiar los límites y terminar con la monotonía de su rutina que lo llevan a tomar decisiones que los hombres comunes no toman. Es un delincuente, pero también es un informante clave que logró poner tras las rejas a terribles criminales. La película refleja con frescura esta doble moral del personaje, y la enmarca en una correcta recreación de los escenarios típicos de la época permiten retrotraerte en el tiempo.
Tom Cruise interpreta de manera verosímil su papel, y esta es una virtud que se agradece. Barry Seal experimenta un extremo ping-pong de estados de ánimo hasta concretar esta ¿oscura? versión de su "sueño americano" y, aunque Tom no conseguirá un Oscar por esta interpretación, su trabajo mantiene la tensión y atención del espectador. Después de tantos años de carrera, el magnetismo de Cruise está intacto y le permite seguir posicionándose como una figura fuerte de Hollywood, pese a algunos de sus últimos fracasos en taquilla.
Barry Seal: Sólo en América alterna entre toques de drama, comedia y acción. Recrea situaciones tan disparatadas e increíbles que, aunque son funcionales al dinamismo y la espectacularidad de una película “pochoclera” y entretenida, invitan a “googleer” para corroborar si realmente sucedieron. Alerta de spoiler: sí ocurrieron.