Beata Ignoranza nos relata la rivalidad de dos profesores: uno de ellos es Ernesto (Marco Giallini),un recluido profesor de italiano anti tecnología; el otro es Filippo (Alessandro Gassman), un alegre profesor de matemática open mind, adicto a las redes sociales. Desde el comienzo de la película, estos dos profesores se baten a duelo por triunfar uno sobre el otro y ganarse el cariño paterno de una joven llamada Nina (Teresa Romagnoli).
Massimiliano Bruno (Buongiorno, papá, Nessuno mi può giudicare) recurre a todo cliché habido y por haber para lograr atracción en el público. El tema es que desde el inicio se puede anticipar cómo va a terminar todo, en cuestión de segundos, comenzado el film. Beata Ignoranza tiene la linealidad de una película de Adam Sandler; pase lo que pase los protagonistas terminan convertidos en mejores personas, se dan cuenta que lo que buscaban toda la vida lo tenían frente a sus respectivos ojos y, por supuesto, consiguen a la chica de sus sueños. Ven a dónde quiero llegar, ¿no? puro Sandler a la italiana.
Marco Giallini y Alessandro Gassman dan lo mejor que pueden con el material que tienen; los dos son grandes actores que caen víctimas del guión chatarrero, también a cargo de Bruno. Se agradece la participación de Giuseppe Ragone y la hermosa Valeria Bilello que con sus limitados roles dan un golpe de aire fresco a este banal film italiano.
El mensaje es absolutamente superficial: “los opuestos hacen uno”… por favor, no me hagan empezar a decir lo innecesariamente falso que resulta en pantalla; y en complemento, Bruno trata de conseguir sonrisas aprovechando este boom actual de redes sociales al incluir Facebook, Twitter, Instagram, etc. para tomar consciencia de las cosas. Esto está mal y no suma absolutamente nada al cambio de valores personales. ¿Quieren ver una película que utiliza las redes sociales como medio secundario de extensión hacia el público y no para afectarlo? vean Chef (2014) de Jon Favreau o mejor aún, Per sempre giovane (2016) , producto de la misma madre patria.
Beata Ignoranza es una molestia como producto de salas cinematográficas, posee grandes actores pero ninguno de ellos logra adecuarse correctamente en el ojo de la cámara. La sobrexposición de la temática del film y las vueltas triviales de un director desesperado por alcance social hacen que esta película sea digna de evitar en cines.