La nueva película de David Frankel, director desparejo, más reconocido por la gran El diablo se viste a la moda y la inesperadamente lacrimógena (pero llena de corazón) Marley & Me, se juntó con un elenco multiestelar para contar una historia que en realidad son varias y que apelan más que nada a lo emocional.
El tiempo, el amor y la muerte son quizás los protagonistas principales de esta historia que comienza con un Howard (Will Smith) lleno de energías puestas en su trabajo sólo para que unos minutos después (y tres años en la ficción) lo encontremos devastado, deprimido, perdido entre dominós y aún con trabajo gracias al apoyo incondicional de sus amigos y compañeros de trabajo en esa agencia de publicidad. Es que perdió a su hija pequeña y eso le hizo darse cuenta de que el tiempo y el amor sobre todo no eran sus aliados como creía.
Pero si quieren seguir con trabajo, sus incondicionales compañeros tienen que hacer algo porque de él depende lo que venga. Cuando lo mandan a seguir y descubren que él le manda cartas al tiempo, al amor y a la muerte, no tienen mejor idea que contratar a un grupo de actores del under que luchan por conseguir financiación para su proyecto teatral, para que interpreten a cada uno de ellos.
Helen Mirren, Keira Knightley y Jacob Latimore son estos tres actores que de pronto, tras dudar un poco, negociar otro tanto, se convierten en la Muerte, el Amor y el Tiempo respectivamente. Así, a lo Charles Dickens, enfrentan a un Howard que de a poco comienza a dudar de su cordura a la vez que intenta acercarse a un grupo de autoayuda para gente que pasó por pérdidas similares a la suya, comandada por Naeomi Harris.
Como si todo este rompecabezas sin sentido no tuviera suficientes piezas, cada uno de estos amigos y compañeros que tienen la intención de ayudar a Howard lidia además con sus propios problemas. Kate Winslet interpreta a una mujer que siempre quiso ser madre pero por su trabajo lo fue postergando hasta llegar a un momento de su vida en que cada vez parece menos posible. Edward Norton es un hombre que por una relación extra marital sin importancia terminó divorciándose y eso la alejó mucho de su hija a la que intenta volver a acercarse. Y Michael Peña lucha por conseguir el mejor futuro para su mujer e hijo, sabiendo que una enfermedad lo acosa y en poco tiempo él ya no estará para ayudarlas.
Todo este rejunte de lugares comunes y golpes bajos terminan de conformar a Belleza Inesperada. Will Smith en su intento de ser un actor tomado en serio y acercarse a la temporada de premios vuelve a ser fallida, no sólo porque todavía no logra desplegar una faceta actoral destacable, sino que tampoco sabe elegir proyectos que lo hagan despegar. El guión de la película es tan flojo que sorprende que actores de la talla de Helen Mirren, Kate Winslet, Edward Norton y Keira Knightley hayan decidido ser parte del proyecto.
En Belleza Inesperada todo se siente forzado, por lo tanto es imposible sentir emoción genuina. Incluso no sólo la revelación (tramposa) del final, el film presenta incontable cantidad de situaciones inverosímiles.
Aburrida y absurda, sólo apta para quien disfrute dramas lacrimógenos sin pedir demasiado a cambio.