A Belmonte (43), interesado en retratar al ser humano, sus pliegues, su desmesura, se le acerca la fecha de una muestra de pintura en el Museo de Artes Visuales de Montevideo; pero él está más ocupado pensando en los cambios que vive su familia: su ex mujer está embarazada, fruto de la relación que mantiene con otro hombre, y percibe que su hija, Celeste (10) pasará menos tiempo con él cuando nazca el hermanito. Belmonte necesita la brújula que le supone estar con su hija, preparar su almuerzo, acompañarla a la escuela; y sobre todo, comenzar a compartir con ella su mundo interior sin esconder las preocupaciones aunque sean propias de un adulto.