Ben-Hur: nuevo no siempre es mejor
Una nueva adaptación de la clásica novela de Lewis Wallace busca encontrarle la vuelta a la imbatible versión de 1959 con Charlton Heston pero se le escapan los caballos…
¿Para qué hacer una nueva versión de una película que batió todos los récords de taquilla y de premios hace casi 60 años? Paramount, que parece no aprender de sus errores en lo que se refiere a este tipo de películas, se embarcó en la titánica tarea de hacer una nueva adaptación cinematográfica (¿o remake?) de Ben Hur y se queda en el camino de la peor manera.
Para entender este fenómeno de re versionar un clásico hay que retrotraerse hasta 1907 cuando salió la primera adaptación de la novela escrita por Lewis Wallace en 1880 que no contaba siquiera con los derechos. Fue recién en 1925 cuando salió la primera película "oficial" de la historia aunque el batacazo lo dio William Wyler en 1959 con la versión protagonizada por Charlton Heston que obtuvo el récord de premios Oscar que perdura hasta el momento, sólo igualada por Titanic: 11 estatuillas.
Desde ahí, la historia de Ben Hur no volvió a ser adaptada hasta 1988 y 2003 cuando salieron a la venta dos films animados, y una miniserie británica emitida en 2010.
Con todo este bagaje a cuestas, el director ruso Timur Bekmambetov –el de Wanted y Abraham Lincoln Cazador de Vampiros, entre otras fantasías- despliega toda su artillería de efectos digitales para tratar de repetir la hazaña pero lo cierto es que no le llega ni a los talones a la clásica versión que ya todos conocen de verla una y otra vez en los sábados de Semana Santa en El Trece.
Ni siquiera la duración del filme (ahora apenas roza las dos horas contra las casi cuatro horas de la original) juega a favor de esta película que busca ser épica en todo momento pero sin recurrir a los elementos (y protagonistas) que le permitan lograrlo.
De todo el elenco, sólo Morgan Freeman tiene lo necesario para hacerse cargo de su papel, mientras que los roles de Ben Hur y Messala le quedan enormes a Jack Huston y Toby Kebbell, que deben alcanzar a actores que ya quedaron inmortalizados por su trabajo.
Con respecto a los aspectos técnicos, Bekmambetov se luce en lo que respecta a fotografía y planos en general, sobre todo en la publicitada escena de la carrera de cuadrigas; pero nada puede hacer para sacar a flote el film que se transforma en uno más de este tipo, sin características especiales que lo distingan como sí pasó en su momento con Gladiador o 300.
En definitiva, esta nueva versión de Ben-Hur puede gustar a los cinéfilos más jóvenes por su frenesí o por las innovaciones que introduce en la historia –un final diferente y mayor protagonismo de la figura de Jesús- pero no cumplirá con muchas más expectativas.