La tecno-sensibilidad alemana
Quiero aclarar que; hacía tiempo que una película no me movilizaba tanto y no encendía mis sensaciones y sentimientos como lo hizo este film. En esta ocasión el cine alemán nos trae un arte sensible, delicado, cuidado, desprolijo, pero con un sentido y un mensaje totalmente comprensibles, explícito e implícito al mismo tiempo, al que ya nos tiene acostumbrado hace años a través de películas como La Ola, La Caída, Good Bye Lenin, entre otras tantas.
Berlín Calling encarna la temática, tan trillada y tantas veces usada, de las drogas en el mundo de la música, concretamente la música electrónica, pero lo hace desde una perspectiva bastante original a mi gusto y la cual considero sensiblemente extraordinaria, abordando el tema desde su lado positivo, desde la perspectiva más optimista, cruda y real posible, llevándonos y transportándonos, a ese mundo que intenta recrear el director Hannes Store, que es el de la música Tecno (en Alemania) y todo lo que gira en torno a el mismo.
Cuando comenzó el rodaje, creí que me iba a encontrar con otra película al estilo Trainspotting, Rock N` Rolla, que por cierto no lo digo con ánimos de desmerecerlas, al contrario, sino que implicaba una película más de ese estilo, sin embargo, este largometraje nos trae una historia muy personalizada, poco tratada en el cine y con un tinte de reflexión sobre la vida que llevan los jóvenes seguidores de dicho estilo musical en el siglo XIX, con una banda sonora excelente (música electrónica por supuesto) que acompaña a recrear un “viaje” (referencia al film) que nos transporta a ese mundo tan peligroso y tan atractivo al mismo tiempo, tan atrapante, como lo es todo vicio.
El director, nos cuenta una historia de un DJ alemán, llamado “DJ Ickarus”, encarnado por Paul Kalkbrenner, quien además en la realidad pertenece al mundo de la música electrónica (como productor) dato para fanáticos únicamente que le suma credibilidad al film en cuestión, quien debe enfrentarse a su adicción contra las drogas y no solo recuperarse emocionalmente de ello, sino recuperar su vida y luchar por lo que lo apasiona: la música. Y quiero hacer especial hincapié en este asunto, siendo yo mismo un melómano confesado, considero que el film logra captar una esencia que circula entre los saberes colectivos pero que es constantemente ignorada, y corresponde a que la música representa en su totalidad la salvación a nuestros problemas, nuestro cable a tierra. Ya sea uno compositor, creador o consumidor de música, todas las personas en todo el mundo tienen una canción, un interprete que les gusta, la música moviliza mundos, moviliza sensaciones y logra cosas que no esperamos, nos ayuda y me atrevo a decir, con certeza, que podría llamarse burdamente; la terapia más accesible que todos tenemos. Esto es lo que me parece excelente de esta película.
Si bien no todos gustan del mundo de la música techno (sabemos que existen prejuicios, incluso yo los tengo a veces) este largometraje nos lleva a ponernos en la piel de las personas que aman este tipo de música, ya sea cuando escuchamos que la sala retumba al ritmo de un compás que se repite, sintiéndonos como en una pseudo-creamfields o cuando vemos la euforia con la que el personaje principal “DJ Ickarus”, defiende su música a rajatabla. Esto es lo que esta película encarna, el fanatismo, el desmedro, la pasión por la música y como la misma puede ser la solución a todo si la aplicamos de la manera adecuada en el momento adecuado. No por nada Platón dijo: “La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”
Cuidada en todos sus detalles, ni un plano de más, ni un plano de menos, ninguna superproducción ni mucho menos, una película sencilla, con un mensaje para aquellos que amamos la música, para aquellos que vivimos nuestras pasiones a flor de piel y para todo aquel que guste de reflexionar de tanto en tanto sobre la vida moderna, esta película fue hecha para ustedes a medida.