Nada distingue a Bichos criollos de la larga lista de documentales deportivos que ganan cada vez más horas en los canales especializados de la TV paga más allá de la fortuna de haber llegado (proyectado en Blu Ray) al circuito comercial de exhibición cinematográfica, con proyecciones diarias a partir de hoy en dos salas: Arte Cinema y Cinema City General Paz. Lo que este matiz deja en claro es la intención de dar a conocer de un modo más amplio que el habitual las razones del sostenido fervor que en más de un siglo se construyó alrededor de Argentinos Juniors, camiseta de la cual son hinchas confesos los realizadores del documental. Sin embargo, esa identificación con un club que tiene la particularidad "de ser chico entre los grandes y grande entre los chicos" condiciona el abordaje del tema. El documental, desde el vamos, sale en busca del tradicional público futbolero, dejando fuera de a poco a quienes podrían sentir curiosidad por detalles que van más allá de la trayectoria de un club de fútbol según la estadística de los campeonatos que jugó. El desarraigo que obligó a Argentinos, en sus comienzos, a peregrinar de un barrio al otro, y detalles curiosos como el de los partidos cuyo horario se fijaba de acuerdo con la llegada del tren a la estación más cercana, tal vez merecían más atención desde los ojos de quienes no se detienen sólo en los datos de la evolución deportiva. Esa historia, por lo demás, está plagada de altibajos y oscilaciones tanto en los hechos como en el tratamiento documental, porque deja al desnudo (por ejemplo) que material de archivo de los años 40 y 50 se conserva mucho mejor que las imágenes más recientes del Argentinos campeón en la década del 80. De paso, hay cierto desorden en el desarrollo histórico que va y viene entre los hechos del pasado y la más reciente consagración de los bichos colorados: el título alcanzado en el Clausura 2010. Si la película logra sortear estos titubeos es porque consigue afirmarse en una idea fuerza (el equilibrio), porque el recorrido por la historia acerca curiosidades que el espectador futbolero recibirá con interés y porque el relato se enriquece con muy bien aprovechados testimonios (Maradona, Pekerman, Redondo, Sorín) de figuras que engalanaron al club de La Paternal.
Rojo Pasión El cine documental está incursionando cada vez con mayor frecuencia en el género deportivo. A interesantes trabajos como la chilena Ojos rojos (2010) o la uruguaya 3 Millones (2011) se suma la local Bichos criollos (2012), un film sobre la historia del club Argentinos Juniors. Fundado hace más de cien años, Argentinos Juniors o “El Bicho” es uno de los equipos nacionales al que se lo conoce como el más grande entre los chicos. A través de su historia atravesó periodos adversos pero como el ave fénix siempre resurgió de entre las cenizas. Diego Lombardi cuenta en 75 minutos la vida del club de sus amores desde la subjetividad de quien también es un hincha. Bichos criollos se construye a través de testimonios de ex jugadores que luego se convirtieron en estrellas del fútbol mundial como Diego Maradona, Fernando Redondo o Sergio Batista, entre otros personajes, intercalados con imágenes de archivos y una serie de fotografías que sirven para armar un collage de un club con alma de barrio. Lo que podría haber sido un spot institucional o un documental con un tinte más “pedagógico” cargado de datos históricos se aleja de esta concesión para convertirse en un film pasional narrado desde las entrañas del fanatismo. Si bien se lo podría acusar de carecer de objetividad también es cierto que el cine es subjetivo y que, por más que muchos lo nieguen, el punto de vista siempre es el del director y es él quien manipula al espectador para llevarlo hacia donde quiere. Bichos criollos no sólo es para fanáticos del fútbol (o de Argentinos Juniors) sino también es un film que sirve para acercar a todos los espectadores hacia la historia de un club que tuvo una vida de película y que ya es parte de la identidad nacional.
Aquellos Rojos de La Paternal Para los fanáticos del fútbol, su equipo siempre es el de sus amores. Pero en el caso de la Asociación Atlética Argentinos Juniors, de la Paternal, todo parece ir más allá. Porque según coinciden la mayoría de los entrevistados, el club está arraigado y pertenece a la identidad de los vecinos. "Es un grande entre los chicos y un chico entre los grandes", dice a cámara uno de los hombres de la A.A.A.J. El club se fundó el 23 de abril de 1940, luego de un amistoso entre Los mártires de Chicago y el Sol de la Victoria, como ambos eran simpatizantes de socialistas y anarquistas, decidieron que la camiseta se tiñera de color rojo y así quedó. "Bichos criollos" está dedicado a los padres del director (Diego Lombardi) y el productor (Víctor Tujschinaider) pero también al barrio, en el que nadie se pierde un partido y todos juegan a la pelota. LOS CEBOLLITAS Argentinos supo ser el semillero de los "cebollitas", al que perteneció Maradona y es emocionante observar la mirada del "10" cuando ve en letras enormes su nombre, como identificación del estadio del que hoy, todos se sienten orgullosos y está ubicado en Juan A. García y Boyacá, en el barrio de La Paternal. Es precisamente en el campo de juego en que la cámara de Lombardi entrevista Juan Pablo Sorín, Esteban Cambiasso, Chiche Sosa (marido de la actriz Marta González), Adrián Domenech, José Pekerman o Claudio Borghi. Pero el documental no hubiera sido posible si el "10" no accedía a ser filmado en la cancha y luego de varios meses el director consiguió a ese hombre, que confiesa que en su niñez sus hermanas le juntaban las monedas para el viaje de Fiorito a Palermo o La Paternal, para ir al entrenamiento. Su descubridor, el ya fallecido Francisco Cornejo dice que apenas lo vio jugar se dijo: "Este pibe es distinto, que le voy a enseñar a un genio". Cornejo fue quizás, el Pep Guardiola para Maradona, pero la diferencia es que el "10" se hizo en el campo de juego, no contó como Messi, con el "laboratorio" de preparación del Barcelona. La voz del locutor Gabriel Schultz va guiando al espectador y contando la historia del club que tiene hoy su propio museo, su sede deportiva y se mueve al ritmo no sólo de sus vecinos, sino de los cientos y cientos de admiradores de la Argentina y el extranjero. El documental de Diego Lombardi está estupendamente registrado: fotos de una y otra época, de un Maradona chico y quienes recuerdan esa época como clave en su formación. La emoción del barrio, de su comunidad, todo está registrado por la cámara y a través de las opiniones de unos y otros, se palpita a cada instante -de este filme que además es entretenido, divertido- la nostalgia de un pasado, que sembró un buen camino para el presente de Argentinos Juniors.
Epica barrial y amor por el fútbol Documental sobre Argentinos Juniors, apto para hinchas de cualquier equipo. Los hinchas fanáticos de fútbol tenemos, como el término fanático lo anticipa, la soberbia convicción de que el amor por nuestro equipo es único. Pero la celebración de esta supuesta singularidad suele ser sospechosamente universal, parecida en casi todos los clubes. Basta con leer la extraordinaria Fiebre en las gradas , del inglés Nick Hornby, para constatarlo. Bichos criollos , documental sobre Argentinos Juniors, de Diego Lombardi, producido por Víctor Tujschinaider, tiene la virtud de no ser vanidosa ni excluyente. Con elementos cinematográficos convencionales, genera una rara empatía transversal de hincha. En primer lugar, el filme no es tedioso; en segundo, transmite -con calidez- una austera épica barrial que rozó la gloria planetaria durante la maravillosa final contra Juventus; por último, incluye testimonios de futbolistas y técnicos cuyo talento se eleva por sobre enconos deportivos: Maradona, Borghi, Redondo, Cambiasso, Sorín, Batista, Pekerman. Cultores de un estilo admirable, al que habría que sumar a Riquelme, vendido antes de su debut en Primera. Sin embargo, no todo fue gloria, como lo muestra esta película (que se da en el Arte Cinema y en el Cinema City General Paz). La voz en off de Gabriel Schultz da cuenta de la condición de “equipo grande entre los chicos y chico entre los grandes”. Y también de una suerte de “equilibrio” que lleva a Argentinos a caerse cuando está por alcanzar sus sueños y a recuperarse cuando parece hundido en la desesperanza. Espejo en el que casi todos podemos reflejarnos.