“Bienvenidos al infierno” de Jimena Monteoliva.
Lucía, una joven embarazada, vive con su abuela muda en una cabaña en el bosque. A medida que transcurre el film, detalles sobre la historia se van dando a conocer en forma de rompecabezas. Es así que se llega a la conclusión de que Lucía escapa de su ex novio metalero, “El Monje Negro”, y su banda de música.
La primera escena muestra a Lucía colgada de una cruz mientras grita por su vida. Y luego, fundido a negro. En la próxima escena, Lucía esta cómodamente acostada en su cama. La película se nutre de esas idas y vueltas en el tiempo, en el que el argumento se presenta de a poco. El recurso de líneas temporales se usa inteligentemente en esta película para mantener al espectador atento a la historia.
Más allá de algunas cuestiones como que se torna un poco lenta, y que los efectos especiales recuerden al cine de Clase B, en materia de actuación la película la llevan sin dudas Constanza Cardillo y Demian Salomon, y la trama es muy interesante y llamativa. La música metalera genera una sensación de extrañeza en algunas escenas donde parece desencajar, cuando en realidad genera un buen contrapunto entre lo que se ve y lo que se escucha. El plot twist al final da de qué hablar y le da un gustito lindo y satisfactorio, digno de película de terror.
Desde el principio, el film no crea la típica y esperable atmósfera de terror. En cambio, vemos como el terror va creciendo en la protagonista, interpretada por Constanza Cardillo. Y es que, más allá de los elementos de terror fantástico tales como cultos satánicos y demonios, lo importante de la trama recae en el feminismo. La reivindicación del Poder de la mujer se plasma tanto en Lucía como en su abuela, quienes tejen una subtrama familiar interesante. “Bienvenidos al Infierno” entonces busca reflejar o exponer lo que día a día sufren muchas mujeres, en forma de película de terror y fue una decisión muy acertada.
Dirección - 70%