El vuelo en plano secuencia
Cuando en el mundo cinéfilo azota "50 sombras de Grey", a Riggan Thomson lo persigue otra sombra, la de Birdman. Le habla al oído, le pide que vuelva, que no lo abandone. Riggan Thomson (Michael Keaton) es un actor que se lució interpretando a Birdman, un superhéroe alado que encandiló al universo de Hollywood. Pero Thomson se cansó de ese registro fantástico y quiere pasar al teatro serio. Por eso elige interpretar una obra de Raymond Carver, cueste lo que cueste. Pero para contar este universo, González Iñárritu optó un camino tan intenso como atrapante y creativo. Porque se cargó la película al hombro en un plano secuencia casi continuo. Y esto no es sólo un hallazgo técnico, sino que esa decisión de usar la cámara de ese modo (que al espectador le da la sensación de una toma única) va de la mano con el vértigo del personaje. Las asociaciones del mundo real con el ficcional son inevitables, dentro y fuera de la película. Porque el personaje de Keaton, en un giro de realismo mágico, está tan poseído por Birdman, que hasta siente que tiene súper poderes. Y el guiño, metafórico, atraviesa la pantalla porque el mismo Keaton también le dio vida a un superhéroe como Batman y su rol de actor tiene cierta similitud con el derrotero de Thomson. De hecho el próximo domingo va por el primer Oscar de su carrera. "Birdman" plantea los conflictos de pareja del protagonista, las diferencias padre-hija, el ambiguo sabor de la fama, la tiranía de la crítica especializada y la batalla de egos de los actores. Una película con vuelo propio.