Como con la mayor parte de los tanques que están llegando a salas, se van comenzando a perfilar un escenario más natural que el de los últimos tiempos en términos cinematográficos. Ya un poco cansados del «cine en casa» que proveen los servicios de streaming, un poco de entretenimiento pochoclero y sin mayores aspiraciones en pantalla grande, es lo que gran parte de la audiencia quiere, y necesita.
Y lo primero que hay que decir del regreso de Marvel Studios a la pantalla grande es que en ese sentido, se cumple el axioma que garantiza cierto nivel de espectáculo dentro de un entorno divertido, épico y con personajes ya instalados en el calor popular.
Ahora si la pregunta es si me gustó «Black widow», creo que debo decirte que me parece que está un poco por debajo de la intensidad de los títulos de la saga, y parece más centrada en promover una despedida con cariño para la histórica vengadora, que en explorar en el oscuro pasado del perfil de la única mujer de la fase 3, que además no posee sin poderes especiales.
Sí, hay un lanzamiento de otra estrella al universo de Marvel, la hermana de Natasha, Yelena (Florence Pugh) quien parece que cobrará protagonismo en la nueva fase planificada por el estudio. Pero en sí, la historia es de corte más familiar, en cierta medida hasta terrenal (sí, claro, no olvidemos la franquicia a la que pertenece, quiero decir en general) y podemos ver al único componente del clan «Avengers», que debe tomar ibuprofeno después de una dura pelea, cosa que no le sucede al resto de la banda, al parecer.
La historia arranca en Ohio, en los noventa, donde una familia aparentemente normal, de un momento a otro tiene que abandonar su vivienda y su vida, ante la amenaza de un numeroso equipo S.H.I.E.L.D que viene a buscarlos. El padre de la familia, Alexei (David Harbour) y la mamá, Melina (Rachel Weisz) se muestran ante sus hijas en ese escape trepidante, como lo que son: espías soviéticos en territorio americano.
Una vez que el grupo llega a Cuba, tomarán todos distintos caminos y a partir de allí, la trama se moverá hacia muchos años después, con Natasha (Scarlett Johansson) también de fugitiva, pero de las autoridades, por haber violado los acuerdos de Sokovia (¿recuerdan? esto es cronológicamente, después de «Captain America: Civil War»).
Natasha se cruzará con su hermana de ficción (porque en realidad la operación de Ohio no se hizo con familia de sangre), Yelena (Pugh) quien ha descubierto que el general Dreykov (que conducía el proyecto de la creación de supersoldados años atrás, jugado por Ray Winstone), utiliza un suero para conducir la voluntad de todas las «viudas negras» entrenadas en un espacio llamado «The Red room». La hermana de Natasha ha conseguido el suero para detener ese dominio y liberar a las jóvenes mujeres que sirven a los propósitos del villano por lo que unirá fuerzas con ella para terminar con esos planes de dominación que amenazan volverse globales.
Para esto, las chicas deberán sanar algunos temas (hay heridas emocionales aquí) y reestablecer la vinculación con su familia de adopción, con miras a destruir a Dreykov y que todas las mujeres capturadas y puestas a sus órdenes sean libres.
El relato es bastante lineal y respira todas las convenciones de Marvel que ya conocemos hace muchos años. Hay buenas escenas de acción (aunque no demasiadas), guiños a los fans de los comics, respetable química en los protagonistas y un ritmo que no aburre.
La dirección está a cargo de la alemana Cate Shortland («Lore», «Sommersault» y «Berlin Syndrome»), quien debuta en las grandes ligas con este título. Se nota que no logró imponer sus criterios de trabajo en forma plena y que ha tenido que respetar todas las convenciones de la franquicia, por lo cual, hay que ver como evoluciona su carrera de aquí en más.
Los rubros técnicos, impecables (bueno, el CGI podría estar mejor) en general. El tema principal me mató (una versión nueva de «Smells like teen spirit», de Malia J, tremenda) y como ya deben saber a esta altura, hay escena post-crédito y más vale que vengan mirando las series de Marvel en Disney + porque quizás les de una pista de lo que vendrá.
En síntesis, una peli para despedir bien a Natasha. No le suma demasiado al universo, pero es un interesante gesto de los productores para Scarlett, quien estuvo diez años en esta formidable máquina taquillera en que se ha transformado «Avengers». Ideal para retomar el hábito de volver a ver el cine, donde primero debe verse, en sala.