Melancólica balada de amor
Una historia de amor, de esas tristes y melancólicas, pero de las reales. Eso es Blue Valentine, film de Derek Cianfrance que narra la historia de Dean (Ryan Gosling) y Cindy (Michelle Williams), dos adolescentes que se enamoran y que a lo largo de los años, luego de estar casados y tener una hija experimentarán como su matrimonio se desmorona.
La película de Cianfrance se divide en dos líneas temporales bien marcadas: el presente en dónde ambos protagonistas confrontarán una serie de conflictos que irán destruyendo la pareja; en tanto que entre intercalados flashbacks se irá desplegando su etapa de jóvenes a partir del momento cuando se conocen y enamoran al mejor estilo cuento de hadas.
El distanciamiento, las discusiones y decisiones erróneas harán que Dean y Cindy desgasten una relación de un comienzo encantador, que como relata el film en una escena memorable, él le recitará con su ukelele, al mejor estilo Tiny Tim, unas palabras de amor mientras ella hace unos pasos de tap al compás de la música. Tales minutos tendrán un espectro mágico que declararán lo que sus sentimientos representan y así propagar la esencia de la obra.
Blue Valentine es un film independiente, al mejor legado del gran John Cassavetes y obras como Una Mujer Bajo la Influencia: la cruda y realista fotografía (buen trabajo de Andrij Parekh), la utilización de la cámara en mano y la temática conflictiva entre relaciones amorosas y familiares hacen posible una proximidad con un deje un tanto moderno más a la estética del cine de Gus Van Sant y películas como Elephant o Paranoid Park.
La película es agradable y a pesar de tener baches un tanto densos en la narración, los desarrollos temporales están muy bien interceptados gracias a un solvente guión que junto a Cianfrance realizaron Cami Delavigne y Joey Curtis; pero si hay algo para destacar es la dirección de actores que provoca el lucimiento de Gosling y Williams, quienes le dan vida a esta historia de amor y a una obra que se nutre constantemente de ellos.
Blue Valentine es un film más que correcto que cuenta una historia sencilla que presenta un enfoque de estrecho realismo a través de una estética cruda y planos largos y bien detallados, que hacen que la película de Cianfrance sea de gran importancia dentro del cine independiente estadounidense moderno.