En nuestro país hay más de 3.000 talleres textiles clandestinos, nos dice la placa introductoria del film dirigido por Pablo Stigliani, y aclara también que la historia de la película está basada en hechos reales. Es que ésta es una historia de ficción que retrata una realidad a veces no conocida tan hasta el fondo.
El actor Arturo Goetz interpreta a Marcos, un señor grande a cargo de un taller textil, un hombre solitario en su vida personal (lo más cercano a una relación de pareja es la relación asidua que mantiene con una prostituta y visita a su madre enferma internada que ni siquiera es consciente de que él está ahí) que brinda promesas a un grupo de bolivianos sobre una “tierra de las oportunidades” pero en realidad se aprovecha de sus situaciones (su falta de hogar, de dinero y sobre todo de documentos) para explotarlos.
Porque si bien es cierto que las personas que entran a trabajar para él lo hacen por motus propio, hay que tener en cuenta que Marcos sabe pintar las cosas del color que quiere y disfraza así de beneficios diferentes rasgos de la sobre explotación hacia los trabajadores. El protagonista está interpretado por Juan Carlos Aduviri.
Es un boliviano que llega tras un aviso por la radio a este taller y, por otras circunstancias, su mujer y su hija terminan encerrados allí dentro también, y la presencia de ellas dos complica los planes de Marcos. A su vez, Rafael Ferro interpreta a un representante de alguna marca de ropa importante y es quien está sobre él.
El film deja expuestos el maltrato, las promesas rotas, la imposibilidad de salir siquiera para realizar tranquilo una llamada telefónica, las extorsiones que sufre esta gente que sólo quiere trabajar, que necesita trabajar.
Con un presupuesto muy pequeño, Bolishopping es una película honesta y cruda, que probablemente pase muy desapercibida por la cartelera (es curioso incluso que se estrene la misma semana que “La Salada”) y que se pone en tema con una realidad que de a poco comienza a hacerse más conocida, por lo que es muy importante preguntarse, como bien recalca en su sección Lorena Pérez (la bloggera de blocdemoda.com.ar): ¿Quién hizo mi ropa?