Brooklyn

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

Volver al futuro

Hay varias maneras de representar cómo es vivir el sueño americano. Y “Brooklyn” es una de ellas. John Crowley se encargó de reclutar a la ascendente Saoirse Ronan, de tan sólo 21 años, para encabezar un filme que es una simple historia de amor, pero narrada de un modo impecable. Se trata de las andandas de la joven inmigrante irlandesa Eilis Lacey, ambientada en los años 50, cuando la crisis de posguerra azotaba la vida social y laboral de Europa. Eilis decide dar un golpe de timón en sus días opacos y sin futuro para ir en busca de las luces de Brooklyn, en Nueva York. Allí se topará con un trabajo más digno, aunque también más exigente, y un amor a la vuelta de la esquina: Tony (Emory Cohen), un plomero de oficio, de familia italiana, capaz de amarla incondicionalmente. Un hecho trágico la obligará a volver a Dublin, y el calor del hogar atravesado por la nostalgia la hará dudar sobre volver o quedarse. Es cuando le costará ubicar qué es el pasado y qué es el presente, lo que será determinante para bosquejar su proyecto de vida a largo plazo. Con un relato dinámico y llevadero, “Brooklyn” logró cautivar a la Academia de Hollywood y va por tres Oscar: mejor película, actriz protagónica (Saoirse Ronan) y guión adaptado. Del voto del domingo, dependerá la suerte de la película en el futuro. Esa decisión, al igual que en la historia de la protagonista, hará que nada vuelva a ser como antes.