Había que ver al mismo cineasta de obras desquiciadas y sobregiradas como Daemonium, soldado del inframundo y ¡Grasa! abocado a las audiencias adolescentes e infantiles, y como no podía ser de otra forma, esta película sigue fiel a su estilo, aunque esta vez sin los contenidos sexuales y gore que pudieron verse anteriormente. Sin embargo el delirio se mantiene intacto: un científico loco, una cabeza parlante, caníbales y extraterrestres, excéntricos artistas modernos, un perro embalsamado y cadáveres varios son algunos de los elementos que participan de esta explosiva y endiablada producción, que por momentos sorprende con alguna subida de tono –hay bastantes más flatulencias, viscosidades e inmundicias varias que las que suelen verse en una película infantil, e incluso alguna escena de canibalismo puede resultar excesiva para algunos padres– y disparates geniales, como el hecho de que todos los humanos de apellido García sean extraterrestres encubiertos (Charlie García y Gael García Bernal, entre otros), o el fragmento dentro de un bar en el que se sirven minutas con partes humanas.