Emma Thompson y un manifiesto por la defensa del deseo femenino
Se trata de la película dirigida por Sophie Hyde y escrita por Katy Brand sobre el sexo en la edad adulta, que estuvo en los festivales de Sundance y Berlín.
Una mujer de más de sesenta años espera a alguien en una habitación de hotel moderna y pulcra. Se la nota nerviosa. Nancy Stokes (Emma Thompson) es una profesora jubilada que contrató los servicios de Leo Grande (Daryl McCormack), un joven trabajador sexual irlandés. El primer encuentro es, por supuesto, bastante torpe e incómodo, pero alcanza para dar lugar a una serie de citas. A través de las mismas, algunos momentos de verdadera intimidad desnudarán las expectativas, las tristezas, los deseos y los temores más profundos de ambos.
La intención de la película es enfocar la mirada sobre el deseo femenino. El personaje de Thompson ha sufrido múltiples postergaciones a lo largo de su vida; al llegar a la madurez toma las riendas de su sexualidad y es por ello que contacta a Leo. También se tratan otros temas de gran actualidad, como las perspectivas en disputa acerca del trabajo sexual y la presión social que existe sobre las mujeres por detener u ocultar el paso de los años.
La mayor parte de la historia se desarrolla en la habitación de hotel, y el resultado es mucho más teatral que cinematográfico. A pesar de la intimidad de lo retratado, la incomodidad prevalece. Esta sensación, compartida a uno y a otro lado de la pantalla, se vuelve un recurso para tratar temas considerados tabú: será una de las primeras oportunidades en las que un sector importante de la audiencia asista a una historia de este tipo, narrada sin espectacularidad alguna. También será, seguramente, una de las primeras ocasiones en las que vean representado el cuerpo desnudo de una mujer de más de sesenta años (y, con suerte, la belleza del mismo antes que un acto de valentía de la protagonista).
Buena suerte, Leo Grande (Good Luck to You, Leo Grande, 2022) es una comedia dramática con varias líneas ingeniosas y realmente hilarantes, y otros momentos bastante oscuros. Tanto la risa como el dolor son vías por las cuales el film busca conectar con la audiencia. Sin embargo, la escritura de los personajes no resulta convincente. Algunos de sus rasgos son demasiado estereotipados, y pareciera que faltan algunas piezas en la construcción de los arcos dramáticos. Esta situación produce personajes poco creíbles, con quienes es difícil empatizar, a pesar de que ambos actores entregan buenas actuaciones.