¿Qué hacer ante la catástrofe?
Es la ópera prima de Lorene Scafaria, quien hasta ahora trabajó como guionista en el cine y la televisión. Impensadamente la película cobró actualidad por lo ocurrido hace poco en Rusia, con la caída de un meteorito y sus consecuencias.
En este caso el relato comienza con el anuncio, a través de los medios de comunicación, que un enorme asteroide de setenta millas de ancho caerá indefectiblemente sobre algún sitio de la Tierra dentro de exactamente tres semanas.
Pero la información añade que no importa dónde se produzca el impacto, porque creará una tormenta de fuego que arrasará con todo.
¿Qué vas a hacer el resto de tu vida?, es la pregunta cargada de ironía que un personaje formula en el contexto de la historia, a sabiendas que el "fin del mundo" está próximo. Y la directora imagina o ensaya algunas variantes.
Algunos cortan el césped de su casa como si nada ocurriera, otros se dedican a saquear o destrozar negocios y automóviles, o concretar venganzas que siempre quisieron ejecutar.
También hay suicidios, fiestas u orgías de despedida, padres que estimulan a sus hijos menores a beber, algunos que se lamentan por no haberse conocido antes y otro con sentimiento de culpa que propone un brindis por el comienzo de un nuevo mundo.
Pero no es el caso de Dodge, quien luego de ser abandonado por su esposa, decide dejar la ciudad para encontrar a Olivia, su gran amor de la época del secundario, que acaba de enviarle una carta perfumada.
En esta tarea cuenta con la circunstancial compañía de Penny, una joven nacida en Surrey, donde sigue viviendo su familia, que ama los discos de vinilo y pretende abordar un avión en algún aeropuerto para regresar a su país y reencontrarse con sus padres.
Las circunstancias los llevan a cruzarse con algunos personajes algo insólitos. Y en ese itinerario, Carell nunca abandona una inquebrantable conducta protocolar adquirida como vendedor de seguros, ni su habitual cara de "yo no fui".
La historia se sostiene básicamente sobre Carell y Keira Knightley y en algún momento asoma un secundario de lujo que posee la encarnadura de Martin Sheen.
Como es habitual en las road movies (películas de caminos), también en este caso los protagonistas experimentan un revelador cambio cualitativo.