Entre el museo y la aventura
Caminando con dinosaurios es un filme didáctico, ideal para los niños más pequeños, con un buen desarrollo de efectos especiales.
Precauciones que hay que tomar en este mundo al revés donde vivimos. La primera: no creer en todo lo que prometen los tráilers. Si uno se guía por las de Caminando con dinosaurios estima que se va a encontrar, salvando las distancias, con una nueva Parque Jurásico. Sin embargo, es probable que luego se sienta más tentado a comparar este filme con Dino Dan, una muy buena serie canadiense que emite Discovery Kids, em la que un niño interactúa con dinosaurios en su escuela y en su casa, gracias a una excelente técnica de animación.
Pero claro, los que hayan ido a ver una película al estilo de Spielberg se enojarán, y si son adultos y tal vez hasta adolescentes, descubrirán que el filme es más apropiado para niños o niños pequeños. A estos últimos es probable que la película les guste bastante o mucho. ¿Razones? Principalmente, que los trucos visuales son buenísimos. Y está la opción de verlos en 3D.
La película en carne y hueso comienza en Alaska, donde dos niños pasan las vacaciones junto a su tío paleontólogo. Uno de ellos se perderá en un gran bosque pinos y tomará contacto con algo maravilloso: un cuervo parlanchín, que le contará una aventura de sus antepasados. Lo encomiable está aquí. Sin un cambio notorio en las imágenes, la acción se traslada a la prehistoria, con las mismas montañas, lagos, ríos, nieve y vegetación; una vez más, los dinosaurios parecen tan reales como nosotros.
En ese nuevo contexto, el espectador acompañará la evolución de Patch, un herbívoro de gran tamaño, desde su primera incursión fuera de la madriguera, hasta que se convierta en un adulto joven.
Y aquí el público menor empezará a descubrir otra novedad importante: la aparición de dinosaurios poco vistos en el cine. No están en este largometraje el Tiranosaurio o el Braquiosaurio, sino otras especies anteriores al hombre que van siendo identificadas con carteles y descripciones en la pantalla, de manera bien didáctica, mientras avanza el relato.
Pero a no malinterpretar esto. El cuento tiene emociones: acción, suspenso, miedo, ternura, compasión, solidaridad. Los chicos no se verán defraudados al respecto.
La opción, entonces, es ir sin falsas expectativas y llevar a los más chicos de la casa. Así, Caminando con dinosaurios es otra aceptable propuesta para las vacaciones.