Demonología masculina.
Prácticamente desde el inicio de su carrera Liam Neeson ha actuado en una amplia variedad de proyectos de distinta índole, al punto de que por momentos pareciera que el británico no rechaza ninguna oportunidad de trabajo. Vaya uno a saber si hablamos de una pasión irrefrenable por el medio, una necesidad de “eludir” el ámbito doméstico o de un simple workaholic que no puede escapar de su compulsión. Lo único cierto es que al acumular tantas obras por año, en ocasiones la sorpresa genera incomodidad y el espectador descubre participaciones del señor en películas diametralmente opuestas, así la heterogeneidad de otros colegas aquí puede ser leída como una incoherencia anómala, quizás hasta irritante.
Del mismo modo en que a veces la balanza se vuelca hacia el apartado negativo, hoy es hora de celebrar Caminando entre Tumbas (A Walk Among the Tombstones, 2014), uno de esos thrillers hardcore que tanto extrañábamos y que Hollywood ha condenado al olvido durante los últimos lustros, cobardía e idiotez mediante. El principal responsable del éxito del convite en cuestión, si dejamos de lado por un instante a Neeson, es Scott Frank, un guionista reconvertido en realizador que escribe y dirige con firmeza esta pequeña joya que combina un tono apesadumbrado y algo de violencia furtiva con un antihéroe símil western, secundarios eficientes y detalles propios del film noir y los dramas suburbanos setentosos.
A posteriori de la que podríamos catalogar como una de las escenas de apertura más extraordinarias del mainstream reciente, la cual involucra un tiroteo que no tiene nada que envidiar a sus homólogos de la saga de Harry, el Sucio (Dirty Harry), la trama baja las revoluciones y comienza un desarrollo detectivesco basado en la labor del investigador privado Matt Scudder (Liam Neeson) en pos de hallar a los captores y asesinos de la esposa de un narcotraficante, quien lo contrató con vistas a saciar su sed de venganza. Por supuesto que nos referimos a unos psicópatas que tienen por berretín cobrar el monto del rescate, desmembrar a sus víctimas y pasar a la siguiente señorita en su “lista negra” de la DEA.
Estamos ante una propuesta clasicista y de derecha que obvia a las mujeres y se concentra en los conflictos masculinos y sus demonios internos, ahora representados por el alcohol, las desviaciones sexuales y ese canibalismo que no deja a nadie en pie. Decir que Neeson está perfecto en lo suyo es caer en la redundancia; en Caminando entre Tumbas por suerte el contexto lo enaltece y lo ayuda a mantener su posición de “paladín de acción” en sintonía con las excelentes Búsqueda Implacable (Taken, 2008), Desconocido (Unknown, 2011) y Non-Stop: Sin Escalas (Non-Stop, 2014). La exquisita fotografía de Mihai Malaimare Jr. es otro factor clave en la solidificación del suspenso y la intensidad que caracterizan al opus…