na temporada en el infierno
El actor Liam Neeson una vez más encarna a un personaje salvador al estilo del de Búsqueda Implacable (de hecho por momentos pareciera que estamos viendo una nueva secuela de esos films). En Caminando entre tumbas (adaptación de la novela A walk among the tombstones), la historia se nos hace muy conocida: Neeson es un ex policía que regresa al mundo del crimen cuando lo contratan de forma privada para investigar el asesinato de la esposa de un narcotraficante. Inicialmente él rechaza el caso, pero luego su pulsión justiciera y ciertas irregularidades de la investigación, lo llevan a aceptar y así comienza su búsqueda, en la que deberá enfrentarse a psicópatas de todo tipo, mientras busca respuestas.
Obviamente si buscan originalidad…este no es el caso. El film está plagado de clichés del género: persecusiones, disparos y secuencias perfectas, desencuentros, momentos de narración lentos que luego se chocan con las escenas que más adrenalina generan, etc, etc, etc.
En esta segunda película de Scott Frank (quien ha sido guionista de películas como Sentencia Previa y Marley y Yo), nos brinda una película con ritmo sostenido, donde se destaca el trabajo de Mahai Malaimere Jr, su director de fotografía, quien con una destreza singular logra mostrar una cuidad oscura, mórbida, cargada de crudeza, que refuerza la sensación de decadencia y des-protección ante asesinos, delincuentes, o ex alcohólicos contra los que Matt Scudder (Neeson) debe combatir.
Con una actuación bastante más creíble que en Búsqueda implacable, Neeson le da a Caminando entre tumbas otra dimensión, y refleja lo mejor de este género que combina el policial con el thriller, donde los demonios personales serán los reales protagonistas en este camino a la redención.