De todo se dijo acerca de Hilda Isabel Gorrindo, mejor conocida como Isabel Sarli, mejor conocida como “La Coca”. Bomba sexual. Figura pop. Morocha argentina por excelencia. Estrella internacional. Leyenda viviente. Diosa. Ícono.
Pero estaba faltando una película que le hiciera justicia a ella y a Armando Bo, responsable de los films que generaron millones de dólares, trascendieron fronteras e inmortalizaron a ambos.
El documental Carne sobre Carne llegó para cumplir esa función, para rendirle un merecido tributo a dos artistas que fueron maltratados y subvalorados durante mucho tiempo.
Durante sus 95 minutos podemos adentrarnos en los comienzos de la Coca en el mundo del espectáculo, en cómo nació su vínculo laboral (y afectivo) con Mr. Bo en el film El Trueno entre las Hojas, y, sobre todo, en la interminable lucha de ambos contra la censura argentina entre fines de los ‘50 y principios de los ’80. Por ejemplo, con el fin de evitar el hachazo de quienes de autodenominaban Guardianes de los Valores Morales (que debían considerar los desnudos de la Coca como los más terribles actos de corrupción y desprestigio), Bo llegaba a aplicar efectos ópticos sobre las escenas de desnudo de Isabel; el clima psicodélico podía hacer más amena la cosa. Claro que la mayoría de las veces la censura no le perdonaba ni siquiera esta clase de creativos recursos, pero no impidió que Armando B. siguiera haciendo audaces melodramas con elementos sexuales y violentos, que muchas veces filmaba en co-producción y en parajes exóticos. A modo de revancha, Carne... nos regala escenas que en su momento fueron cortadas por su contenido sexual (por ejemplo, la de Una Mariposa en la Noche, repleta de travestidos, que incluye música de Alice Cooper, en la que significa la primera vez que un tema del rockero yanqui forma parte de un largometraje), y también fragmentos de películas perdidas, como India. Bo, muy precavido, supo guardar estas rarezas, tal vez sabiendo que la despiadada censura terminaría en algún momento.
Sin bien el tema de la censura es uno de los principales, no es el único. Gracias a testimonios de la mismísima Isabel —admirada por directores internacionales, como John Waters y Pedro Almodóvar—, podemos conocer anécdotas de Armando Bo, de sus métodos de dirección extremos con tal de lograr el realismo que buscaba; entretelones de los rodajes de clásicos de la talla de Fuego, Carne (donde dice la antológica frase “¿Qué pretende usted de mí?”), y la indescriptible pero inolvidable Embrujada. También prestan sus testimonios el coreógrafo Adelco Lanza, quien hacía del amanerado mayordomo Manolo; Víctor Bo, aquí oficiando incluso de presentador; Fernando Martín Peña, Armando Bo nieto y técnicos que formaron parte de aquellos rodajes. Pero no todo es entrevistas e imágenes de archivo: sorprenden gratamente unas desopilantes dramatizaciones —en las que participan Gastón Pauls y Alex de la Iglesia, que personifica a un cineasta maravillado por el estilo vanguardista de Bo— y secuencias animadas, donde se ve a una Coca Sarli gigantesca, persiguiendo a los censores cual Godzilla con superpechos.
Guionista, director, periodista de cine, pero cinéfilo por sobre todas las cosas, Diego Curubeto nació para parir Carne... Su amor por el material se siente en cada fotograma. Se nota en el tono entre respetuoso, informativo y humorístico. Hasta se da el gusto de aparecer en una de las mencionadas dramatizaciones.
En conclusión: un homenaje que la Coca y Armando Bo merecían desde hace rato, y la posibilidad de por fin ver en pantalla las partes injustamente censuradas de sus creaciones.