Historia de amor disonante entre mujeres
El film de Todd Haynes, sobre un texto de Patricia Highsmith, pone en escena el vínculo entre dos mujeres de distinta clase social con la gran Cate Blanchett en el rol protagónico.
En el comienzo, un hombre joven llega a un hotel lujoso y enseguida se dirige al restaurante del lugar en donde cree ver en una mesa a una amiga que está acompañada por otra mujer. Se acerca y comprueba que sí, allí está Therese Belivet (Rooney Mara) que le presenta, notoriamente incómoda a Carol Aird (Cate Blanchett). Ese es el disparador de un largo flashback que va a volver casi dos horas después al punto de partida, a ese encuentro que ahora sí, va a estar cargado de significados, con esas dos mujeres que ya no son anónimas, que muestran en toda su magnitud la tragicidad que podía adivinarse en los primeros minutos.
Al igual que en Lejos del paraíso, el director Todd Haynes regresa a la década del '50, nuevamente para contar una historia de amor disonante, esta vez entre dos mujeres de diferente extracción social, una historia (El precio de la sal) firmada en 1952 por Claire Morgan que no era otra que la famosa escritora Patricia Highsmith, que recurrió al seudónimo por obvias razones.
Con una elegancia exquisita y una sensibilidad precisa, Haynes va de esa primera impresión de las protagonistas al desarrollo de la relación. Casi se puede sentir la aceleración del pulso de ambas mujeres cuando sus miradas se cruzan y se mAantienen, en la sección de juguetes donde Therese trabaja como empleada y Carol busca un regalo para su hija, se entiende perfectamente el cruce fortuito pero decisivo entre la chica que busca su destino en la gran ciudad y la sofisticada mujer que eligió un rumbo y lo sostiene.
Y es Haynes el que decide que el relato esté contado a partir de la mirada de Therese, que no casualmente es una fotógrafa en ciernes. Las diferencias están pero se diluyen, son dos mujeres que están dispuestas a superar la zozobra del futuro, a ignorar la fragilidad de una relación tensionada por el contexto, a postergar la incertidumbre que les provoca las decisiones que toman.
Y, entre los muchos elementos extraordinarios de la puesta está la extraordinaria Cate Blanchett, única e irremplazable para el universo imaginado por el director, una enorme presencia sostenida por una abrumadora cantidad de recursos interpretativos que incluyen su voz, inconfundible, profunda, susurrante, que transmite el dolor que acompaña a la fortaleza de Carol, un personaje exquisito, deslumbrante e inagotable para una película inolvidable