Un filme político al estilo Redford
En 1969 surgió en Estados Unidos una organización de extrema izquierda identificada como The Weather Underground, también conocida como los Weatherman. El nombre lo extrajeron de una canción de Bob Dylan.
Fue una derivación de la Students for a Democratic Society, alineada con los movimientos de derechos civiles y la lucha contra la Guerra de Vietnam. La organización perdió peso tras la finalización de esa contienda, pero se recuerda el tardío asalto a un Banco de Michigan, ocurrido en 1980, donde murió el policía Hugh Krosny.
Los Weatherman colocaron artefactos explosivos en edificios públicos como el Pentágono y el Capitolio. Lidiaron con el FBI, que inclusive creó un grupo de elite para combatirlos.
La historia que narra Redford, a partir de una novela de Neil Gordon, comienza cuando Sharon Solarz (Sarandon), una ex integrante de los Weatherman, se entrega al FBI para blanquear su nombre, después de vivir treinta años en el anonimato.
El caso es asumido por Ben Shepard (LaBeouf), un joven periodista del "Albany Times Sun", que descubre la existencia de Jim Grant (Redford), un abogado graduado en la Universidad de Virginia, que se rehúsa defender a Solarz y cuyo verdadero nombre es Nicholas Sloan.
Sloan es viudo (la esposa falleció hace un año en un accidente) y padre de Isabel o Izzy, una niña de once años, y tiene un hermano llamado Daniel. Presume que el FBI irá por él, deja a Izzy a su hermano y emprende la fuga.
La intención de Sloan es encontrar a Mimie Lurie (Julie Christie), una de las integrantes más aguerridas de los Weatherman, cuyo paradero desconoce. Los motivos para ubicar a Lurie son varios y de distinto carácter, pero los debe descubrir el espectador.
En ese itinerario tendrá la ocasional ayuda de ex camaradas, mientras se ve sometido a un doble acoso: del FBI y de Shepard, quien en algún momento toma contacto con Osborne (Gleeson), un policía que intervino en la represión del asalto al banco.
Causas y consecuencias es una mezcla de cine político y filme de suspenso, cuya historia ofrece algunos paralelismos con la realidad que se vivió en nuestro país en los años setenta. Redford se propone recuperar la memoria histórica y verificar por qué algunos de los protagonistas prefieren sepultar el pasado, mientras otros mantienen firmes las ideas por las que lucharon.
"Cometimos errores, pero estábamos en lo correcto", afirma Solarz en una entrevista con Shepard. "No éramos -añade-- hippies drogadictos. Violencia era no hacer nada mientras el gobierno cometía un genocidio".
Y otro personaje manifiesta no estar dispuesto a entregarse a un sistema que detesta. "Quien se rinde -dice--, pisotea sus principios. Estaré dispuesto a entregarme cuando los políticos y las corporaciones hagan lo mismo, por todo el mal que hicieron".
Redford también cuestiona al periodismo actual ("está muerto", dice) y observa la evolución del joven Shepard, convertido en motor de la historia expuesta en el filme.