César debe morir

Crítica de Pablo Martinez - La mirada indiscreta

EL ARTE LIBERA

Los hermanos Vittorio y Paolo Taviani venían de mucho tiempo sin hacer nada notable. Tras varios años haciendo productos menores y hasta algunos telefilms, reaparecieron con su majestuosidad cinematográfica en la Berlinale 2012 con esta película que reivindica el poder del arte para elevar el alma a un estado de libertad superior.

César debe morir transcurre en una cárcel de alta seguridad de Italia, donde los reclusos ensayan el Julio César de Shakespeare los meses previos al estreno en el teatro de la institución donde están presos. Con fotografía en blanco y negro, exceptuando la presentación final de la obra, los Taviani van poniendo la cámara en plenos ensayos, como aprovechando la escena teatral para un ejercicio cinematográfico refrescante y sumamente potente a nivel visual, que convierte el filme en una doble-obra, tanto desde el aspecto teatral como el de la película en sí misma, respetando magistralmente una sola línea narrativa en la que convergen varias ideas que dan poder a la imagen.

El valor del cuerpo como medio de comunicación de la dramaturgia está puesto en un lugar que pocas veces se vio en el cine reciente. La conciencia artística puesta en su más grande expresión, mediante el poder del cine y su raíz influyente más cercana, el teatro.

Se destaca la presentación de los personajes, un casting que dura casi diez minutos, pero que resume a la perfección la idea de mostrar la condición en la que se va a encarar la obra.

La más reciente película de los octogenarios cineastas italianos nos hace partícipes de cómo estos actores (que son prisioneros de verdad, a excepción del protagonista Salvatore Striano, ex convicto, ahora actor profesional) viven la actuación y la incorporan a sus vidas como una forma de olvidar el tiempo que llevan privados de la libertad. De hecho, en un momento uno de los protagonistas rompe la cuarta pared y se dirige a la cámara para pronunciar una frase fuerte y bellísima: “Desde que descubrí el arte, esta celda se ha convertido en una prisión.”