Clara (Elisa Carricajo) y Alejandro (Rafael Spregerburd) se mudan a un nuevo departamento en el microcentro porteño. Por cuestiones laborales, él se va de viaje a Italia y ella se queda sola en ese espacio desordenado y desconocido. Mientras tanto, ella espera la confirmación de una beca de doctorado, pero su interés real está en escribir una novela más que en su futuro académico.
A medida que el film avanza y que el desorden en el nuevo hogar no cesa, Clara decide aceptar distintas propuestas, ya sea de vecinos o completos desconocidos, para escapar de su vida y de su estado confusional -tanto en relación a lo amoroso como a lo profesional- que se contrapone a la perfección con el creciente entusiasmo de Alejandro por los nuevos proyectos.
De esta forma, la ópera prima de Florencia Percia narra a la perfección ese momento en cierta etapa de la adultez en la que un individuo se siente estancado y debe plantearse nuevos escenarios o bien continuar inerte ante el presente. Además, el film cuenta con la magistral actuación de Elisa Carricajo, quien compone excelentemente los distintos matices de su complejo personaje que mayormente se presenta “a la deriva”.