Pablo O. Scholz (Clarín):
Aquí y en todas partes
La trata de mujeres, con testimonios en nuestro país y en Hispanoamérica, tratado con rigor.
Este documental rodado en varios países latinoamericanos (el nuestro, Perú, Paraguay y Colombia) y en España trata sobre personas, pero también sobre un negocio que mueve 32.000 millones de dólares al año, por el que hay muy pocas condenas y en el que “la materia prima puede ser consumida una y otra vez”. Se trata de la trata, y la directora Mabel Lozano la aborda desde distintos punto de vista.
Hay testimonios de mujeres y jóvenes que lograron salir del flagelo, hablan periodistas que han investigado, policías, presidentas de asociaciones referidas al cuidado de la mujer, funcionarios públicos. La que no está, claro, es la otra campana.
El filme va de un testimonio a otro, cambia el país pero difícilmente lo haga el dolor y la indignación que despierta lo que se escucha.
Como también se habla de un “negocio” para quienes lo manejan, la directora decidió incluir, a modo de insert, una parte de ficción, en la que la actriz argentina Ana Celentano da una masterclass ante un auditorio. Allí explica los “beneficios” del mismo y cómo “optimizar esos beneficios, esas ganancias espurias.
Tal vez nada de lo que se escuche suene a nuevo a los oídos del espectador, pero el propósito de Chicas nuevas 24 horas no ha de ser la innovación, tampoco esgrime una tesis aunque sí se hable de probables soluciones (como en todo “negocio”, sin demanda no habría oferta) sino el sostenimiento, el mantener latente y visible esa cruda realidad y hacerla sentir al espectador.
Esa aspiración, ese deseo y esta voluntad se cumplen.
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