Dirigida por João Salaviza y Renée Nader Messora, Chuva é cantoria na aldeia dos mortos es una película que narra la historia de un joven de la comunidad indígena Kraho.
Entre el documental y la ficción, Chuva é cantoria na aldeia dos mortos de João Salaviza y Renée Nader Messora es un relato sobre un joven de una comunidad indígena a quien su padre, recientemente fallecido, se le aparece como una voz en medio de la selva. Tiene un hijo pequeño y una mujer que intenta comprenderlo, pero él teme convertirse en un chamán, al darse cuenta de que puede comunicarse con los muertos, un destino que no quiere para sí.
El film está narrado a través de largos planos que evocan mucha naturalidad y que parecen cumplir una función más observacional que narrativa en su mayoría. Los directores retratan cómo vive esta comunidad y muchas de sus costumbres. Pero la película dura dos horas y éstas se sienten, a excepción de, quizás la parte más interesante del relato, cuando el protagonista viaja a la ciudad tratando de encontrar una solución para el mal que le aqueja -que ya lo siente a nivel físico- y así escaparse de un destino que parece marcado. Es entonces que se encuentra con una sociedad muy distinta, en la cual no es inmediatamente aceptado, con el esperable choque cultural.
Contando con una bella fotografía que sabe aprovechar las locaciones y los personajes que tiene a su disposición, la película no logra generar el interés necesario cuando divaga demasiado en el retrato de la comunidad sin muchas escenas que cumplan una función narrativa, y es entonces que se va tornando lenta y aburrida. Hay que resaltar que es visualmente atractiva y hay un buen trabajo de sonido y todo eso nos traslada a la misma selva que oficia de locación.