Esta primera incursión oficial del circo más famoso del orbe en el mundo del cine decepciona un poco, y no por los méritos de sus artistas (eximios, un lujo del cuerpo puesto al servicio del arte) sino por la falta de creatividad de sus realizadores al momento de explotar al máximo los recursos que el séptimo arte ofrece para maximizar la experiencia. Mundos lejanos parece más un folletín de las hazañas alcanzada por los artistas de la compañía, pero carente de toda cohesión o hilo conductor. En la pantalla se suceden fragmentos de los espectáculos Zumanity, Mystére, Ka, Viva Elvis, O y The Beatles: Love… pero nada tiene que ver con la historia de esta joven pareja separada en el mundo real y con intenciones de encontrarse en este paisaje onírico y de fantasía.
Bajo la producción de James Cameron, con un deslucido y cansador uso de la tecnología 3D, Cirque du Soleil: Mundos lejanos halaga la disciplina y performance de sus miembros con mayores destrezas pero deja en evidencia que cualquiera de estos shows aquí compactados merecen ser experimentados en vivo. La magia del circo no logra hacerse realidad dentro de la sala de cine.