Cirque du Soleil: Mundos lejanos

Crítica de Fernando López - La Nación

Un muestrario promocional

Más que una película que intenta trasladar a la pantalla la experiencia de asistir a una función (o varias) del mundialmente famoso Cirque du Soleil, Espacios lejanos es una compilación de algunos de sus espectáculos, una suerte de muestrario promocional de esta compañía de entretenimiento que nació de artistas callejeros de Quebec hace cerca de treinta años y cuya mezcla de acrobacias, danza, efectos especiales, color y música ha entusiasmado desde entonces a millones de espectadores. Con tales antecedentes, más la participación de dos cineastas de prestigio (James Cameron, en este caso, productor, y Andrew Adamson, realizador de Shrek y aquí guionista y director), sumado al atractivo del 3D, se justificaba que las expectativas fueran otras. La decisión de los responsables del film de hacer una antología aprovechando los siete espectáculos que se exhibían en la sede permanente de Las Vegas en el momento del rodaje puede haber sido acertada (y ventajosa) en términos de producción, pero planteaba problemas de articulación que resultaron difíciles de resolver.

UN VIAJE DESHILVANADO

No se lo advierte en el principio, cuando el personaje que servirá de nexo -una chica ingenua, lejana descendiente de aquella Lilí que hizo famosa a Leslie Caron- conoce en un circo al joven trapecista del que se enamora y al que sigue tras ingresar en la carpa, pero en el curso de una de sus atrevidas piruetas, el muchacho cae desde la altura y como las arenas del circo son movedizas lo engullen, lo mismo que a su enamorada. Será el comienzo de un viaje que los llevará por universos paralelos tan diversos y fantasiosos como los espectáculos del Cirque. Viene entonces el desfile de números de O , Mystére , Ka, Zumanity , Viva Elvis , Criss Angel Believe y The Beatles LOVE . Una mezcolanza quizá demasiado parecida a esos cortos que las oficinas de turismo difunden en los hoteles para mostrar las principales atracciones de su ciudad.

Es cierto que lo que se promueve aquí tiene suficientes atractivos por sí mismo, y el film puede ser eficaz en su faz promocional, pero un comercial de 90 minutos sin ninguna ilación narrativa puede resultar redundante y hasta tedioso aunque el producto que se ofrezca tenga los reconocibles rasgos del Cirque, con las increíbles destrezas de sus bailarines y acróbatas, su despliegue visual, su colorido y la variedad de su banda sonora, ingrediente decisivo.

El montaje no se preocupa demasiado por el engarce de los distintos cuadros entre sí ni ayuda a ofrecer una visión integral con sus cortes, su variedad de ángulos (incluso muchos que amputan a bailarines y payasos) y sus primeros planos, a lo que se suma la insistencia en el uso de una cámara lenta que resulta contraproducente cuando se aplica a las extraordinarias acrobacias de los atletas-artistas. El 3D (ya lo demostró Wenders en Pina ) pudo haber sido de gran ayuda para ofrecer una perspectiva más completa.

Los fans podrán salir satisfechos del cine, pero lo que Worlds Away confirma es que las fantasías del Cirque exigen ser disfrutadas en vivo.