“Colossal” es una película de mediano presupuesto, extraña y original. Tres características casi imposibles de encontrar en el cine de Hollywood actual.
Al menos la mitad de la diversión de “Colossal” está en la audacia de su concepto. La idea misma, es una hermosa locura. ¿En que otro film pueden mezclarse con tanto éxito, dos géneros de películas? la dramedia indie de bajo presupuesto y las películas de kaiju. Improbable.
A medio camino en la historia el espectador puede experimentar el vértigo que sobreviene cuando realmente no se tiene idea hacia donde está yendo la historia. Esa sensación se mantiene hasta el satisfactorio final.
Anne Hathaway es natural y real en su papel de Gloria, una borrachita, tan inteligente, como autodestructiva. Gloria es una periodista de una revista on-line que vive en la ciudad de Nueva York con su apuesto novio Tim (Dan Stevens). Suena como la vida perfecta, pero Gloria suele ser su propio enemigo. Tim le reclama que nunca está presente y le empaca las maletas. Gloria vuelve a la casa de sus padres en su ciudad natal, Mainland. A pocas horas de llegar se encuentra a su mejor amigo de la infancia Oscar (Jason Sudeikis).
Hasta este momento, “Colossal” parece estar en el camino de convertirse en una cool, cómoda, y predecible comedia romántica indie sobre la dura, mordaz, y cínica mujer de ciudad que llega a su casa de pueblo chico con la cola entre sus piernas y se enamora del tipo sólido, leal, y buenazo. Pero no…
Mientras Gloria trata de retomar el camino de su vida, un monstruo está haciendo apariciones periódicas en pleno Seúl. Lentamente, Gloria comienza a darse cuenta de que hay una conexión intensa y fuerte entre sus acciones y las del monstruo.
Hay un poco de “Donnie Darko” en “Colossal”. El guionista y director Nacho Vigalondo (Cronocrímenes, Open Windows) traza la línea entre Gloria experimentando un colapso emocional, y el monstruo en Seúl, y el resultado es sorprendentemente convincente.
Una vez que se establece la conexión Gloria-monstruo “Colossal” entra en modo metáfora y se convierte en la historia de una mujer que lucha contra los demonios de la adicción y el auto-odio, estirando su concepto barroco hasta donde puede, pero sin romperse nunca. Vigalondo subraya el egocentrismo moderno en la idea que “mis problemas son los problemas del mundo” hasta convertir la película en una parodia surreal.
El film funciona bien tanto como narrativa superficial, como metáfora subtextual. Si King Kong representó el animal de la naturaleza salvaje que causa estragos en la civilización moderna, y Godzilla puede representar el miedo a la destrucción nuclear, ¿por qué un gigantesco monstruo CGI no puede ser una perfecta proyección de los dilemas de una joven actual?