En el 2005, con la música rap de Eminem sonando por todos lados, Schmidt y Jenko se encuentran a punto de tener su baile de graduación, hito del secundario que ambos se perderán por distintas razones. Siete años más tarde, estos extremos opuestos en cuanto a popularidad escolar se reencuentran durante su entrenamiento para ingresar al departamento de policía. El aumento de la delincuencia juvenil y la invasión de los narcóticos en los colegios obligan a las autoridades a reestablecer un programa de comando especial encajonado desde hace algunas décadas. Ahora esta pareja trabajará de incógnito dentro de una escuela, haciéndose pasar por estudiantes para descubrir una red de tráfico de una nueva droga sintética. Sin embargo, los años que pasaron desde su graduación convirtieron al secundario en una experiencia totalmente diferente.
Channing Tatum, el nuevo galán musculoso carente de expresión facial, y el ascendente Jonah Hill (quien ya se encuentra elaborando el guión de la innecesaria secuela de esta historia), tienen probada química para esta buddy movie. Es lamentable que el mensaje principal de la película sea tan desastroso: los adolescentes actuales sólo pueden divertirse gracias al alcohol y las drogas, y eso se repite una y otra vez durante los casi 100 minutos de metraje. El cameo del protagonista original de la serie, Johnny Depp, y la referencia al poder de los losers gracias a “Glee”, son demasiado poco como para sustentar la cinta.