La tesis es original pero absolutamente verosímil. El placer puede provenir de infinitas fuentes. Podemos buscarlo, explorarlo, conocerlo, encontrarlo en los lugares más recónditos e inesperados. Sin embargo, para una persona agobiada por las tareas de cuidado, ¿puede ser el sexo una actividad más satisfactoria que la –momentánea- renuncia a las obligaciones? ¿Cuánto deseo puede sentir alguien que pasa sus días realizando tareas domésticas?
Gina es una mujer casada, con un matrimonio desgastado y una hija en el extranjero, y en su trabajo no la valoran. Cuando sus amigas le regalan un stripper para su cumpleaños, su primera reacción es escandalizarse. Pero luego de pensarlo durante un momento, manifiesta al muchacho cuál es su deseo: que, en las dos horas que dura su turno, le limpie la casa. Este evento, y algunos otros, irán desencadenando una serie de decisiones por parte de la protagonista, que culminarán en la empresa de un nuevo –y revolucionario- negocio.
Cómo complacer a una mujer (Howtoplease a woman, 2022) es la primera película de Renée Webster, directora australiana de trayectoria en televisión. Con un tono fresco y natural, el filme presenta varios personajes entrañables, e incluso nos regala al menos una escena que no podremos olvidar, protagonizada por un vibrador a control remoto. Webster ofrece una película feminista, divertida y amable, en la que se tratan varios temas actuales sin caer en tediosos aleccionamientos.
La película surge en un contexto en el que el posicionamiento femenino en cuanto al placer encuentra, progresivamente, reflejo en la pantalla grande. En ¿Qué voy a hacer con mi marido? (Hope springs, 2012), el personaje de Meryl Streep toma las riendas de su matrimonio cuando, renuente a seguir sobrellevando la distancia de su marido (Tommy Lee Jones) lo lleva a sesiones de terapia de pareja. En la más reciente Buena suerte, Leo Grande (Goodluck to you, Leo Grande, 2022), Nancy (Emma Thompson)contrata a un trabajador sexual para cumplir con sus postergadas fantasías. Ambas películas versan sobre las formas que adquiere el deseo en las vidas de mujeres que, tras una vida entera cuidando y criando, vuelven a poner el foco en ellas mismas. Buena suerte, Leo Grande, a la vez, aborda la discusión acerca del trabajo sexual, que en Cómo complacer a una mujer también es tratada pero brevemente y en coincidencia con el tono de la película.
Cómo complacer a una mujer abre el juego a múltiples posibilidades que suelen quedar fuera de debate en el cine que aborda estas temáticas, y su estructura permite retratar las mismas sin levedad pero sin parsimonia. Al fin y al cabo, el deseo cambia de forma de mujer en mujer, de situación en situación, y encuentra diversas satisfacciones en uno u otro momento de la vida: no todas las mujeres buscan placer en el sexo, algunas simplemente quieren que un hombre les limpie la casa.