Directo al corazón
Dreamworks lanzó en todo el mundo esta producción que pronto tendrá un videojuego propio. Ya se habla de secuelas, a través de puertas que la historia mitológica del niño vikingo y su dragón dejan abiertas, y no sería de extrañar que esta futura franquicia pelee para ocupar el lugar que dejará libre Shrek, después del que anuncian como su último capítulo (el cuarto, que llega a la Argentina el 8 de julio), si es que no deciden resucitarlo después y si Kung Fu Panda y Madagascar no contraatacan.
Y sí. Cómo entrenar a tu dragón tiene con qué pelear el cetro de nueva preferida de Dreamworks. Un diseño de arte prodigioso, donde los personajes humanos y animales, y los paisajes nórdicos como bosques o fiordos, sobresalen por simpatía y belleza respectivamente, alternando exquisitas combinaciones de colores y texturas. Un sentido de la aventura en muy buena forma, con un continuo que sin descanso pasa del vértigo al miedo, de éste a la ternura o al humor, con una naturalidad liberadora. Y un tema que el cine norteamericano, en especial el infantil, sabe muy bien cómo tratar: el de la diferencia.
Porque con este arco es que el relato dispara una flecha dirigida al corazón de los niños. El protagonista es un flacucho y mental niño vikingo, que debe caminar por los márgenes para escapar de la sombra avasalladora de su poderoso y carismático padre. Se supone que el pequeño Hiccup tiene que aprender a cazar dragones, pero él se resiste a seguir la tradición. Al contrario, le ha perdonado la vida a uno de los más raros y temidos ejemplares existentes, y se está convirtiendo en su amigo poco a poco. Una transgresión de las serias, pero que traerá beneficios para su tribu.
Los memoriosos y fanáticos del género se encontrarán con reminiscencias de una de las películas más famosas de Chris Sanders, uno de los directores de Cómo entrenar a tu dragón. Este realizador de 50 años fue en 2002, el creador de Lilo y Stitch, acaso la más extravagante creación de la productora animada, acerca de la relación entre una niña hawaiana y una mascota extraterrestre.
Por último, y para tener en cuenta respecto a esta película: una gorda gota de tristeza que se cuela en el desenlace.