De héroes y villanos
Las redes del narcotráfico meten miedo y muerte, qué duda cabe. Y, como si fuera poco, generan impotencia del lado de los que quieren hacer justicia. Y eso es lo que le pasa a Pierre Michel (impecable Jean Dujardin), un juez de menores que lo ascienden al área de crimen organizado, pero en verdad el cargo se convierte en un descenso al peor de los infiernos. Ambientada en Marsella, la película está basada en un caso real que conmovió a Francia en la década del 70. El director Cédric Jiménez hizo hincapié en la confrontación entre Michel y Gaëtan “Tany” Zampa (Gilles Lellouche, de un llamativo parecido a Dujardin), el dueño del negocio de la droga en Francia y el encargado de negociar con los carteles de Estados Unidos. La película tiene una referencia inevitable con la saga de “Contacto en Francia”, con Gene Hackman, pero el director nacido en Marsella quiso contar su mirada de la historia debido a que conoció de cerca a los verdaderos protagonistas. El filme de Jiménez tiene un ritmo sostenido, hurga sobre la intimidad del héroe y el villano, y expone los costos y beneficios del narcotráfico en ambos lados del mostrador, tanto de los que lucran como de quienes lo combaten. Un retrato de época, con aroma vintage pero a la vez de una temible actualidad.