Congreso es un film pequeño, sin demasiadas pretensiones salvo contar una historia. Una noche, tres posibles parejas y como las interacciones entre ellos disparan historias del pasado y perturbaciones del presente. La película va creciendo en interés a medida que la noche avanza, gracias en parte a lo bien definidos que están los personajes. No es fácil construir un contexto convincente de una situación tan convencional como una fiesta en un departamento. El director lo logra y en ese proceso logra mostrar una “voz” propia, con un lenguaje que no resulta forzado. La banda de sonido le pone el marco ideal a la trama tiñendo al film de esa bien argentina melancolía indie de clase media.