Para funcionar como fan service en modo de homenaje a los artistas H.P Lovecraft, Clive Baker, Lucio Fulci, entre otros, Conjuros del más allá basa su inicio en el método de kickstarter otorgando a sus directores Jeremy Gillespie y Steven Kostanski una total libertad de plasmar sus sueños en pantalla y satisfacer a los fans del horror sobrenatural. The Void – titulo en inglés- cumple con algunos objetivos pero deja mucho que desear en otros.
The Void puede resumirse de esta forma: Refugiados en un hospital el policía Daniel Carter (Aaron Poole), el staff médico constituido por el Dr. Richard Powell (Kenneth Welsh), las enfermeras Allison (Kathleen Munroe), Kim (Ellen Wong) y Beverly (Stephanie Belding) unen fuerzas con los pacientes y dos desconocidos para tratar de vencer amenazas que se presentan dentro y fuera del hospital al estilo de Assault on precinct 13 (1976), The Thing (1982) de Carpenter y Lord of Illusions de Baker. Ahora bien, en esa simpleza que se exhibe en un comienzo, el film, explora conceptos de una forma convulsionada y vaga, es decir que introduce correctamente al público en una situación caótica pero atractiva y a la hora de desarrollar el concepto y permitir que la sala se meta de lleno en la película, Gillespie y Kostanski – también guionistas del metraje- prefieren expandir aún más la mitología y terminan cayendo de un homenaje a otro sin que el público logre entender que desean conseguir realmente. La película empieza con un homenaje a The Thing, Assault on precinct 13 y Lord of Illusions y al finalizar tenemos que sumar The Beyond (1981), Baskin (2015) y los mitos de Cthulhu… o sea: un berenjenal de aquellos. Lo de los homenajes es gracioso, pero el resultado final es un tanto mediocre.
Hay que subrayar que The Void cumple en la tarea de efectos especiales; Estos se presentan en su mayoría de forma práctica y adquieren realismo gracias a que su uso recae en la interacción con los actores; Hay sangre, vísceras y tentáculos… lo que los fans pedían, acá lo van a tener: hay gorro, bandera y vincha en efectos prácticos y el departamento técnico da rienda suelta en el asunto. En mención al uso del CGI, se utiliza sólo en situaciones de uso crítico y no genera quejas.
The Void logra captar la interacción de efectos prácticos con los actores de manera positiva, ahora bien, si hablamos de las actuaciones en sí estas son un desastre. Los personajes sufren por el guión de Gillespie y Kostanski pero también por la penosa entrega que los actores muestran frente a la cámara. Un caso especial es el de Ellen Wong, Wong se encarga de destruir cada escena con su habilidad actoral, su personaje es absolutamente dispensable – no se engañen… los demás también – y lo único que consigue es lograr ser abucheada por la sala, el resto del elenco sinceramente esta para el olvido y no merecen reconocimiento alguno.
The Void funciona como un intento de homenaje a varios directores y autores específicos pero lamentablemente por su guión deficiente, sus actuaciones y los numerosos plotholes que se exhiben en el metraje hacen que esta película sea una experiencia confusa. Si el objetivo era lograr jugar con ciertos elementos de la mitología del horror The Void juega, se divierte pero no llega a anotar.