Amor y remordimientos
El problema con Cosa voglio di piu (estrenada en nuestro país con su título italiano original) no es que sea particularmente mala, sino que es simplemente otra más en una larga lista de películas europeas "industriales" que abordan el tema de la infidelidad matrimonial. Parece que Europa se está quedando sin temas y cada pocos meses nos llegan estas "exploraciones de un amor infiel" de distinta nacionalidad pero de características similares: una cámara atenta a los detalles, narración con mucha elipsis, actuaciones que acentúan el "lado interior" del drama de sus personajes, exploración de las complejidades del amor, la lucha con el deber familiar, etc. En octubre de 2010 se estrenó en Argentina, por mencionar uno de los ejemplos más recientes, Une affaire d amour que, en francés y con pueblo chico, seguía más o menos los mismos caminos.
Estas películas europeas siempre están bien filmadas. En este caso, Silvio Soldini (director, entre otras, de Pan y tulipanes y Giorni e nuvole) trabaja una cámara "intimista": la cámara se mueve "desprolija" para generar el efecto de realismo, usa muy poca profundidad de campo para tener solo en foco a nuestros personajes (lo que nos interesa es su drama personal, su interioridad), una narración elegante (cargada de elipsis) intenta no subrayar demasiado (aunque no siempre lo logra). Las actuaciones del elenco son buenas, hay escenas de sexo (esta es una historia "sórdida"). Todo es muy prolijo. Hasta hay algún comentario social (el hombre es de "piel oscura"), que siempre da buen tono al cine bienpensante.
Pero más allá de la falta de originalidad general de Cosa voglio di piu, su mayor inconveniente es que básicamente no tiene conflicto. La película está centrada (en la mayor parte del metraje) en el personaje de Anna (interpretado por Alba Rohrwacher): una italiana del norte con un buen trabajo, que vive en pareja y al cruzarse con Domenico (que trabaja en una empresa de catering) de pronto descubre que está insatisfecha. Después viene el amorío. Y después viene el largo debate entre este amor pasional y una vida previa que ya estaba armada. Pero Anna no tiene un verdadero problema: más que dejar a su actual pareja (por la cual no siente verdadero amor, con quien se siente cómoda pero claramente hacia el final ya no soporta), nada impide que se entregue a su nueva pasión. ¿A qué vienen entonces tantos interminables minutos de "debate interior", de penas y mentiras, de llantos y locuras? Anna es un personaje torturado pero lo que la tortura son sus propios remordimientos un poco insulsos. La suya no es una situación fácil, pero tampoco hay un verdadero conflicto que pueda filmarse.
La película gana (y mucho) cuando decide concentrarse en el personaje de Domenico (Pierfrancesco Favino), un inmigrante, padre de familia, que lucha por poder pagar sus cuentas y tiene que sosportar a una mujer de caracter fuerte sobrepasada por las tareas familiares (uno de sus hijos es un bebé bastante problemático). Este costado (que, lamentablemente, es el que menos ocupa a Cosa voglio di piu) es mucho más interesante porque Domenico sí tiene conflictos: ama a otra mujer pero tiene responsabilidades de padre, su esposa no es una masa informe (como la pareja de Anna) y se da cuenta de que su marido la engaña, tiene que luchar por mantener el trabajo, se pelea con su familia. Los minutos dedicados a Domenico demuestran que cualquier cosa es más entretenida que seguir los devaneos de una mujer de clase media con complejos.
Sin embargo, Cosa voglio di piu es fundamentalmente una película sobre Anna y como tal la sigue a ella. Y por eso se estanca. Las escenas en sí no están mal, pero la película no tiene verdadero ritmo, parece siempre estática y aburre. Solo al final, cuando por fin pasa algo, el espectador puede sacudirse un poco, pero después de más de dos horas el daño es irreparable.