Juan Pablo Russo (EscribiendoCine):
¡Que sea rock!
Nacido en plena crisis de 2001, Cosquín Rock se convirtió en uno de los festivales musicales que, a lo largo de su historia, reunió a un millar de las bandas más emblemáticas del rock nacional (e iberoamericano), convocando a más de un millón y medio de espectadores. Evento que, como los mejores del mundo, hoy también tiene su rockumental homenaje.
Los quince años de existencia del evento cordobés le sirvieron a Rubén Francisco Mostaza para juntar material de archivo y reconstruir su historia. Pero lo interesante, si bien mantiene una estructura bastante clásica y sin riesgo, es como a través del desfile de imágenes y testimonios, enfrenta al espectador a la evolución (o en algunos casos involución) de una gran parte de músicos y bandas que pasaron por los diferentes escenarios y sedes de Cosquín Rock a lo largo de su historia.
Desde Charly García (en varios momentos de su ciclotímica vida), los ya desaparecidos Pappo y Luis Alberto Spinetta homenajeando a Gustavo Cerati, hasta el regreso triunfal a los escenarios de Andrés Calamaro, Fito Páez, Calle 13, Las Pelotas con Alejandro Sokol, Los Piojos, la Bersuit con Gustavo Cordera, Catupecu Machu, Dante Spinetta, Emmanuel Horvilleur, León Gieco o el glam de Babasónicos, Cosquín Rock XV. El rockcumental (2016) no solo es un tributo al festival sino la historia viva del rock en español del nuevo milenio. Y esto lo vuelve imprescindible y diferente a otros de su misma especie.
Ver ficha de la critica