El regreso de la leyenda
El gran Sylvester Stallone trae de nuevo a la pantalla grande a su criatura más famosa, que en esta ocasión coprotagoniza una historia inolvidable para toda una nueva generación
No hay mejor manera de empezar este mes de febrero que hacerlo con el estreno de este sorprendente filme que es Creed, Corazón de Campeón. Y de entrada digo "sorprendente" porque ver a estas alturas del partido en el que todos los productos son tan bastardeados un filme tan cuidado en todos sus aspectos es un momento para atesorar.
Vamos al primer punto: Creed no es un filme de Rocky. Sí es un desprendimiento de la franquicia del bravucón de Filadelfia, un "spin-off" le dicen en su país de origen, que sirve al mismo tiempo como punto de partida del personaje del título como también de continuación de "Rocky".
El propio Sylvester Stallone reconoce que durante el rodaje del filme hubo una gran presión por partida doble: las quejas del público para con el actor por repetir por séptima vez el personaje; y al mismo tiempo del equipo técnico por la presión de creer que trabajaban en un nuevo filme del boxeador.
Pero ni una cosa ni la otra. Si bien Stallone interpreta al Rocky Balboa que todos conocemos, el personaje se ve limitado a un papel secundario durante la mayor parte del filme (aunque su enormidad le hace empañar al joven Michael B. Jordan en varias ocasiones) y Creed se sostiene muy bien por sí misma.
Como para demostrarlo, cabe destacar que el intérprete de Los Indestructibles sólo se ha limitado a participar de la producción del filme como financista y como actor, dejando el puesto de director que ya ha ocupado en cuatro de las seis películas anteriores –y el de guionista de todas ellas- al realizador afroamericano Ryan Coogler.
Y en Coogler radica el gran fuerte del filme ya que se trata de un director que ha tenido un muy buen arranque con la inédita en la Argentina Fruitvale Station (también protagonizada por Jordan) y aquí busca repetir la fórmula mágica de la Rocky original aunque en versión afroamericana con un resultado contundente.
Por un lado, Coogler maneja muy bien el drama de la historia que en esta ocasión cuenta la historia de Adonis Johnson, el hijo ilegítimo de Apollo Creed, el viejo rival de Rocky que murió décadas atrás en la pelea con Iván Drago, que queda huérfano y, a pesar de los pronósticos, es adoptado por la esposa del ex campeón que.
A pesar de haber vivido una cómoda vida con la herencia del campeón, Adonis no puede superar la sombra de su padre y decide dedicarse al boxeo consiguiendo que Rocky Balboa lo entrene para convertirse en campeón de ese deporte. Por cuestiones que no vamos a revelar, la historia se repite y alumno y maestro se verán nuevamente frente a una situación que puede colocar a Adonis en la cumbre del boxeo mundial.
El filme se mueve en las dos historias, al de Rocky y la de Adonis, con una alternancia narrativa muy bien contada en la que los dos protagonistas se enfrentan a los avatares de sus vidas y en más de una ocasión recuerda al clásico filme de Martin Scorcese El Color del Dinero (The Color of Money, 1986), en el que Tom Cruise y Paul Newman crean una relación similar en torno a otro cuadrilátero, el de una mesa de pool y que a su vez era una continuación de El Audaz (The Hustler), un filme de 1961 también protagonizado por el rubio.
El aspecto técnico del filme está muy bien logrado, con un retrato de la ciudad de Filadelfia que la muestra tal cual es en la actualidad y secuencias de acción muy bien logradas que no abusan de las nuevas tecnologías e incorporan una cámara en primera persona que hacen aún más dolorosos los golpes en pantalla. Además, la presencia de boxeadores reales como el británico Tony Bellew -que interpreta al campéon "Pretty" Rick Conlan- Andre Ward y Gabriel Rosado le otorga un mayor nivel de realismo en pantalla.
El otro gran detalle de este film, que colabora enormemente a crear los climas, es la música del compositor sueco Ludwig Göransson que no sólo está a la altura del legendario Bill Conti (el musicalizador de cinco de las entregas anteriores) sino que logra mimetizar el hip hop y crear una Filadelfia que le sienta tan bien a Rocky como al recién llegado, que tiene su nuevo tema al estilo del viejo Gonna Fly Now que tantas sesiones de gimnasio o de "running" ha hecho más livianas a muchas personas.
En definitiva, Creed, corazón de campeón es un filme muy, muy recomendable para todos aquellos que vienen siguiendo la historia completa de Rocky y los que quiere tomar contacto con este personaje que tanto éxito le ha deparado a Sylvester Stallone, que ya ganó un Globo de Oro como Mejor Actor de Reparto en enero último y ahora va por el Oscar a fin de mes. Pero además, en un tiempo en el que se remixan viejos éxitos de décadas anteriores como Star Wars, Creed lo hace bien y eso no es poco pedir.