Dispersa, discursiva y desorientada
Otra vez uno de esos films que desde su estructura narrativa anticipan su formato circular y sus nada modestas aspiraciones: por algo en medio de los personajes hay un profesor de filosofía muy dado a las reflexiones sobre el sentido de la vida no tan agudas e inteligentes como parece creer su autor y director, Tim Blake Nelson. Según la ficción bastan para ejercer decisiva influencia en la vida de quienes lo rodean, entre otros una alcohólica y una estudiante autodestructiva. Lo necesario, en fin, para que haya conflictos y dramas varios. Y para que la ronda -dispersa, discursiva y algo desorientada, aunque bien actuada- nunca termine de articularse.