Las venas abiertas Documental sobre los pueblos originarios. Crónicas de la gran serpiente intenta mostrar mediante una serie de viñetas un recorrido por la historia del sometimiento de los pueblos originarios argentinos y latinoamericanos a manos de los españoles. El documental de Darío Arcella se conforma a partir de historias contadas de padres a hijos, a través de generaciones indígenas, acerca de las luchas, las imposiciones religiosas y comerciales, y las humillaciones a manos del “hombre blanco”, saltando de lugar en lugar y de siglo en siglo. Armado a partir de imágenes de archivo, filmaciones actuales, fotografías, animación y usando testimonios actuales más otros leídos de cartas de distintas épocas, Arcella da cuenta de esa historia de dominación, pero también de supervivencia. Y refleja también una suerte de mirada ideológica colectivista, solidaria, que las comunidades indígenas tienen y que ha sobrevivido, se dice, a los intentos de forzarlos a un cambio, si se quiere, filosófico. El filme tiene algunos problemas. La caricaturización que se hace de los españoles mediante el uso de una voz en off hecha por actores imitando su acento y que -como si fuera un filme para niños- sobreactúan un tono de villano, no ayuda mucho a tomarse en serio el proyecto. Y, por otro, si bien el “sampleado” por distintas épocas y tribus permite dar un panorama de la situación, a la larga todo termina empatándose, ya que cada viñeta se apoya en las mismas ideas que se repiten a lo largo del tiempo. Esto se traduce en una simplificación un poco radical de siglos y siglos de historia. Y más allá de las buenas intenciones y de la visión generalista que el planteo ofrece, por momentos al espectador no le queda otra que pensar en aquella frase de “el que mucho abarca, poco aprieta”. A veces, un sólo ejemplo es más revelador que un apretado collage sobre seis siglos, una decena de tribus y un continente entero.
Diálogo de pueblos americanos La película, es un muy interesante legado para las nuevas generaciones y, está dedicada a la memoria de tres antropólogos que han trabajado en la defensa del hombre y la naturaleza, como Otto Arcella, Guillermo Magrassi y Rodolfo Kusch. El documental de Darío Arcella propone un diálogo entre los pueblos, entre los descendientes de comunidades aborígenes americanas: la Argentina, Perú, Paraguay, Bolivia y lo hace entrevistando a varios de sus representantes que aún hoy intentan conservar sus costumbres ancestrales. "Crónicas de la gran serpiente" habla de buenos y malos, sin claroscuros. Refiere a las crueldades provocadas por la colonización, desde la llegada de Colón a nuestros días y hace hincapié con pronunciados elementos poéticos, en mostrar la belleza de la Tierra, de la naturaleza con sus paisajes inhóspitos, solitarios, montañosos, o las rutas incaicas. LA MEMORIA El filme habla de la memoria fragmentada, del legado de los dioses de cada una de esas comunidades que se regían por ciertos signos que marca la naturaleza con sus ciclos y estaciones. A través de escenas, de fragmentos de noticieros, de gráficos, de animación, de imágenes más actuales pueden verse a hombres y mujeres que habitan en, algunos casos, en pequeñas casas hechas de piedra, a artesanos, o cultivadores de la tierra y tejedoras. Muchos de ellos aún practican ceremonias rituales y logran sobrevivir en un suelo que cada vez se vuelve más estéril ante la invasión de las actuales minas a cielo abierto, de los experimentos llevados a cabo en zonas que antes, resultaban un prodigio de árboles, o de ríos en los que sus peces se convertían en el alimento diario de muchas de las comunidades. La película, es un muy interesante legado para las nuevas generaciones y, está dedicada a la memoria de tres antropólogos que han trabajado en la defensa del hombre y la naturaleza, como Otto Arcella, Guillermo Magrassi y Rodolfo Kusch.
Crónicas de la Gran Serpiente es otro de los documentales que es estrena esta semana cuya temática se centra en los pueblos originarios. Tiene un comienzo más que interesante con imágenes fabulosamente encuadradas y fotografiadas que muestran montaña, río, desierto, piedra, cerro, valle…
Menos olvido y más perdón El documentalista Darío Arcella ofrece en Crónicas de la gran serpiente (2010) un ensayo cinematográfico sobre la conquista y el genocidio hacia los pueblos originaros de Latinoamérica a través del relato de quienes descienden de forma directa. En su propia lengua y desde su propias vivencias. El tema de la desaparición de los pueblos originarios adquiere cada vez un mayor tratamiento por parte de las diferentes expresiones artísticas y el cine es quien lleva la delantera a la hora de mostrar el pasado, presente y futuro de quienes en realidad resultan ser los verdaderos dueños de la tierra. Crónicas de la gran serpiente funciona como un collage de imágenes y sonidos para reconstruir la historia de una persecución a través de la simbiosis de las nuevas voces con los viejos rostros, y viceversa. Arcella explota todos los elementos cinematográficos con los que cuenta para plasmar el relato. Animaciones, imágenes de archivos, falsas voces y voces verdaderas, dramatizaciones ficcionales y testimonios actuales se van hilvanando a través de una narración fragmentada que habla sobre la conquista pasada y el desprecio presente, de la masacre y el olvido, de lo transmitido generacionalmente y de lo adquirido con la experiencia. Con un interesante trabajo en lo visual y un riguroso tratamiento sonoro Crónicas de la gran serpiente es un documental que tanto desde lo técnico como lo narrativo cumple con lo que propone, que no es más que contar la historia de aquellos pueblos a los que se les quitó todo y que siglos después siguen sin recuperarlo. Un valioso film para ayudarnos a no perder la memoria.
Hay varias películas dentro de Crónicas de la serpiente: no todas son buenas o igualmente interesantes y es probable que el resultado total sea menor que la suma de las partes. La película cuenta la situación de los llamados pueblos originarios antes de la Conquista, relata sus cosmogonías, describe la violencia que sufrieron a manos de los invasores españoles, su situación actual, cómo conservan sus tradiciones, la pobreza en la que están sumidos, los trabajos en condiciones indignas, etcétera. La voz en off dice textos producidos especialmente y recrea otros escritos de distintas épocas pero también testimonios de los pueblos indígenas en la actualidad, en su propia lengua. Las imágenes pueden provenir de los paisajes de las zonas donde viven o vivían los indígenas, dibujos antiguos o creados especialmente, o de noticieros de hace algunas décadas (este último material de archivo, que denota una mirada paternalista o incluso despreciativa por parte de la sociedad, es el que perfila la película más atractiva). Esa heterogeneidad le da a Crónicas de la serpiente , al mismo tiempo fuerza y confusión. Las distintas líneas narrativas y los diversos modos de representación denotan una gran pasión por el tema pero no están encausados más que por una idea vaga, definida por la expresión "pueblos originarios". La frase, muy en boga en la actualidad, denota cierta rigidez tanto en el tiempo, ubicando un origen puntual en lo que en realidad fue un devenir igualmente violento entre distintas civilizaciones, como una mirada indiferenciada a lo que fueron en realidad varias culturas diferentes. De la misma manera, la película necesariamente reduce y simplifica demasiados temas, pasando de uno a otro de una forma casi caótica. La explicación de las fallas de esta película noble pero fallida se encuentra en los títulos que aparecen en su comienzo. Allí se enumeran a los responsables del "contenido antropológico" y del "contenido filosófico". El cine utilizado como mero continente de determinados "contenidos", sin haber hecho demasiada reflexión acerca de su especificidad y de sus formas: ese es el problema de Crónicas de la serpiente .