Cuando las luces se apagan originalmente comenzó, como en muchos casos en el cine de género de horror, con un corto que se volvió viral (podes verlo haciendo click aquí ) David F. Sandberg, su realizador, se la juega y da un salto a la pantalla grande adaptando su proyecto de 3 minutos sobre el miedo a la oscuridad o Nictofobia.
Con el clásico comienzo de película del género, el film pone en duda su integridad dando uso de los tres puntos infalibles del terror: a) un trabajador nocturno acosado, b) una presencia asesina a punto de atacar y finalmente c) Una familia en fase de duelo. Estos tres hechos, dejan al espectador con una temprana – y errónea, me atrevo a decir – resolución de lo que está por venir. Para sorpresa, en Lights Out – titulo original – el cliché, funciona.
En sus 81 minutos, filmada casi en su totalidad en interiores, se muestra rápida y frenética con sustos fáciles y efectivos. Gracias a las actuaciones de un elenco veterano y nuevas caras de la industria, la película utiliza un humor simpático y preciso el cual en ningún momento se siente forzado en agradar al público. Hay tensión y bromas, pero sólo en el momento justo.
La combinación de duración más las buenas actuaciones (a destacar Maria Bello y Alexander DiPersia) logran que Cuando las luces se apagan tenga todo para ganar; igualmente, en la facilidad de contar una historia directa, el misterio y las preguntas no llegan a tener una resolución clara. Todo se busca a las apuradas por un guion demasiado básico a cargo de Eric Heisserer (guionista de la secuela de The Thing, 2011) y lo gratificante de descubrir el cómo y porqué del “amable” intruso espectral se desecha rápido. Esto es una pena, porque este antagonista se presta para tener una gran historia y hace que el espectador se interese por él. Elementos de Boogeyman (2005) y Mirrors (2008) van a hacer eco a lo largo de su presencia. Sin embargo, a pesar de hacer una correcta entrada en el mundo de “villanos del cine de horror”, las ilusiones quedan cortas por el trato que le da Heisserer.
Cuando las luces se apagan es un buen comienzo para Sandberg en la pantalla grande, posee una gran ambientación, un colorido villano y, además, la compleja relación entre sus protagonistas ayuda a elevar la tensión a grados bastantes altos. Es una experiencia grata en el cine de terror actual. Ahora, ¿es para recomendar? Si buscas algo sin complicaciones y un par de sustos, esta es tu película.